La verdad judicial es la única que cuenta en un Estado de Derecho. Por eso, hoy, el exarquitecto municipal de Llanes es inocente. Del todo inocente (aquí no hay grados). Y lo seguirá siendo mientras una sentencia firme no diga lo contrario. Es una aclaración necesaria a la vista del desollamiento público al que se somete en ocasiones a personas investigadas que luego resultan exculpadas. Si eso ocurriera en el "caso Kaype", nada ni nadie podría resarcir al exarquitecto, que se considera "el chivo expiatorio perfecto", de todo el sufrimiento que le ha provocado lo que él y su familia consideran un linchamiento público. Si por el contrario fuera declarado culpable y se aceptara la petición del fiscal, al margen de otras penas, debería pagar una multa de 13.500 euros. Una cifra que contrasta con los 15,6 millones de euros que reclamará la propiedad al Ayuntamiento por los daños y perjuicios derivados del derribo del hotel. Algo no encaja en el "caso Kaype".
