El caso de los vertidos fecales al río de Nueva desde una urbanización es el perfecto ejemplo de los tiempos en los que Llanes era Cottownwood Springs, ciudad sin ley. Una constructora amiga hizo lo que le dio la gana; entre otras cosas, construir el colector del saneamiento bajo los jardines y los garajes, en lugar de bajo los viales, para ahorrarse la instalación de una estación de bombeo. Como entonces valía todo -"tú tira p'alante, que o libras o ya te libraré yo"- la promotora vendió los chalés para a continuación quebrar (lo habitual). El Ayuntamiento no solo miraba hacia otro lado, sino que, sin el documento de fin de obra y sin comprobar la legalidad de lo ejecutado y su adecuación al proyecto aprobado, dio licencias de habitabilidad, luz, agua, saneamiento... Todo por la pasta. Ahora empiezan a verse las consecuencias de aquellas chapuzas, pero con la constructora esfumada, vaya usted ahora a reclamar a Texas, amigo Frank.
