Hay que proteger la costa (y el resto del territorio, también), cuidarla al máximo para dejarla en el mejor estado posible a las generaciones futuras. Deben alejarse todo lo posible los coches y los aparcamientos de las playas naturales, que para aparcar sobre las olas ya están las urbanas. Hay que frenar la masificación. El Plan de Ordenación del Litoral Asturiano (POLA) es (era) un instrumento excelente, pero las autoridades le han hecho muy poco caso, y en cuanto han podido lo han convertido en papel mojado. Hay que recuperar su espíritu. El principal problema es que a causa de la nefasta política urbanística y de la inexistencia de una política turística sensible, coherente y sostenible, esta comarca -como buena parte de Spain- se ha acostumbrado a vivir del atasco y la masificación. Y muchos negocios han surgido a su amparo. Cambiar esa realidad no será fácil. Pero hay que intentarlo.
