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La mar de Oviedo

Avispas

Anidan en mi casa, tienen cabeza grande y alargada, cuerpo rechoncho y enteramente marrón, no a franjas amarillas y negras, con manchas en el abdomen y patas también marrones, más largas el par delantero, ¡y peludas!, ¡horror! Son enormes, un enjambre puede ocultar el sol, dan miedo y carecen de depredadores naturales. Diríase que semejante plaga invasora, que entra a Oviedo por Cuyences, procede quizá del Musel, de algún carguero Brasileño, se acomodó rápidamente a la urbe, en patios con aljibe y jardín, y no da muestras de temor ante la presencia de humanos, al contrario, ataca si uno trata de espantarla con un trapo, no digamos a manotazos. Esta madrugada conseguí hacer una foto de un ejemplar al lado de un bolígrafo, para dar cuenta del tamaño real, la envié a la Consejería de Bienestar y enseguida me dijeron, yo creo que ni la miraron, que se trataba de un jabalí.

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