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Presidenta de Foro Oviedo

Un orgullo para Oviedo

Una ceremonia que es la esencia de la ciudad

Estamos en la semana grande de los Premios Princesa de Asturias, sin duda alguna el acontecimiento social y cultural más importante que acoge anualmente Oviedo y, por extensión, también de Asturias. Este acontecimiento ha venido creciendo y funcionando ininterrumpidamente desde 1981 siendo todo un hito en la ciudad por la cantidad y calidad de personas y personajes de todos los ámbitos que han ido desfilando por Oviedo y por su particular alfombra roja para orgullo de todos.

Nunca nadie hasta ahora se había planteado censurar estos Premios Princesa de Asturias. Incluso los ovetenses aceptábamos de buen grado las molestias que pudieran ocasionarse -fundamentalmente de tráfico o de aparcamiento- con motivo de este acto. Todo un año esperando el acontecimiento; y semana a semana convivimos durante meses aguardando por las reuniones de los jurados para conocer los galardonados en las diferentes modalidades que se conceden. Todo se daba por bueno. Todo se daba por válido. En esta Asturias tan castigada por muchas cosas y en este Oviedo olvidado en demasiadas ocasiones, los premios "Princesa de Asturias" suponían -y siguen suponiendo- que se hable de la ciudad y del Principado en positivo; que se hable de Asturias y de Oviedo en España, pero también en el mundo.

Poner en valor ahora los premios "Princesa de Asturias" es innecesario porque están sobradamente valorados, reconocidos y admirados más allá de nuestras fronteras, tanto regionales como nacionales. Por eso es incomprensible -por utilizar una palabra suave- que algo que funciona tan magníficamente, algo que concitaba un sentimiento casi unánime, se haya puesto en tela de juicio por parte de unos pocos que no representan ni tan siquiera a una inmensa minoría.

Atentar contra los Premios Princesa de Asturias es atentar contra la esencia misma de Oviedo, contra el orgullo de los ovetenses, contra el corazón de la misma Asturias. Evidentemente no se puede conseguir la uniformidad de pensamiento y, por tanto, habrá gente que esté en desacuerdo porque en eso se basa la esencia del ser humano, en la discrepancia. Pero lo que es inadmisible, intolerable e insoportable es que una institución como el Ayuntamiento, que ha de representar a todos los ovetenses, sea el origen de toda esta polémica. Los representantes municipales podrán tener pensamientos a título particular, pero no pueden atribuirse el sentimiento y el pensamiento de todos los ovetenses. Y menos aún deben atentar contra un acontecimiento que -al margen de ideologías políticas- genera un valor añadido tanto cultural como económico como ningún otro evento que se celebra en Asturias.

El tripartito PSOE-Podemos-IU en el Ayuntamiento de Oviedo se ha metido en un charco tan lleno de barro que en vez de darle una puñalada a los Premios se ha infligido una herida mortal por la que va a sangrar votos hasta el término de su mandato.

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