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Alcalde de Oviedo

Aquel primer 3 de abril

Las ilusiones de una Corporación que compartía una nueva experiencia

El paso de los años va fijando en la memoria multitud de efemérides personales y colectivas, acontecimientos que supusieron grandes alegrías, logros destacados y también pérdidas y tragedias. El 3 de abril representa para mí, y estoy seguro de que para muchos otros españoles, el inicio de la recuperación de la democracia más elemental: la municipal. Se respiraba un intenso sentimiento de ilusión por la apertura de un tiempo nuevo de libertad.

Fue el 3 de abril de 1979 cuando España celebró las primeras elecciones municipales democráticas tras el negro periodo de 40 años de dictadura franquista.

Yo tuve la inmensa suerte de vivir aquel día tan importante para el municipalismo, no solo como un votante con ansias de poder participar en las decisiones de la 'cosa pública', sino también como candidato socialista a la Alcaldía del Ayuntamiento de Oviedo, un cargo que hoy tengo el privilegio de ocupar. Aquel 3 de abril todos los que resultamos elegidos concejales éramos conscientes de que debíamos echar a andar un Ayuntamiento distinto. Era un tiempo nuevo y había que romper con un largo periodo en el que la ciudadanía había estado ausente de la vida política municipal porque la dictadura la había secuestrado.

Quisimos instaurar otra manera de hacer, empezando por escuchar la voz de las personas y de las diferentes ideas. Fue un periodo apasionante, lleno de intensos debates y de primeras veces, porque en Oviedo había muchas cosas que hacer por primera vez. Aquel deseo de abrir el Ayuntamiento a la ciudadanía (porque al fin empezábamos a ser ciudadanos) y de imprimir a la vida municipal otra forma de gobernar no se ha marchitado con el tiempo, porque hoy, como ayer, sigue siendo uno de mis objetivos prioritarios como Alcalde.

La emoción de crear algo nuevo, de vivir algo por primera vez resulta muy difícil de describir, pero les aseguro que sigue muy nítida en mi cabeza. Aquellas elecciones nos dieron a todos la oportunidad de comenzar a ser ciudadanos de verdad, uno de esos intangibles que cuando se tiene no se valora, pero cuando no se tiene es lo más deseado. El primer objetivo de todos los que formamos parte de aquella corporación era conquistar la democracia, asentarla y lograr que echara raíces en la conciencia colectiva de todos los vecinos y vecinas.

Hoy, con las mismas raíces, sigo defendiendo cada una de las convicciones que inspiraron aquella primera campaña y la jornada electoral histórica. Oviedo dio aquel 3 de abril el primer paso para contar con un Ayuntamiento democrático. La huella de esa fecha histórica pervive en la ciudad con una calle que nos recuerda a todos que aquel 3 de abril supuso un punto de inflexión definitivo para la vida de nuestro municipio.

Aquel 3 de abril comenzó muy temprano y se alargó hasta la madrugada, esperando el resultado del recuento de votos. Allí arrancó un camino que nos llevaría a todos los concejales a aprender haciendo y a crear las nuevas formas de hacer. Fue un tiempo para construir de cero el Ayuntamiento.

Toda mi vida he estado plenamente convencido de que el municipalismo es la base de la democracia y de la política porque los actores importantes tienen que ser los propios ciudadanos, que son los que siempre sufren los problemas y los que muchas veces tienen las soluciones. La municipal es la política que te obliga a estar pegado a las realidades de la gente, a sus problemas cotidianos. Aquel 3 de abril de 1979 entre todos logramos que ese control democrático de los ayuntamientos pusiera en marcha un sistema de gobierno en el que todos puedan ser escuchados y respetados para conseguir las soluciones más justas, democráticas y eficientes. Ése mismo espíritu es el que como Alcalde quiero imprimir a nuestro Ayuntamiento 37 años después, porque hay cosas que no han cambiado desde aquel 3 de abril de 1979 y hay muchas más que quedan por hacer.

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