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Con vistas al Naranco

El corazón de Austria se llamó Bruno Kreisky

El auge de la extrema derecha en el país austriaco

Nada era estable. Con Calé no se sostenían ni planes ni previsiones...

M. A. Cuervo, "El desguace"

El Bar Americano del Hotel de la Reconquista tenía un no sé qué de sabor, parecido al Oak también desaparecido del neoyorquino Plaza, donde me encontré con Salman Rushdie en plena persecución iraní a los versos satánicos.

El salón ovetense era al final, junto a su butaca del Campoamor, cedida por Teo Cuesta, el lugar preferido de nuestro Severo Ochoa. En aquel entrañable espacio, elevado a la narrativa por Soledad Puértolas, hogaño académica, me tomé un café con un tal Bruno Kreisky, mito de la vetusta socialdemocracia. Emilio Menéndez del Valle, compañero en las lides bruselenses, y antes en otras muchas, lo conoció mejor. Bruno había participado en un Jurado de los premios Príncipe de Asturias y esperaba confirmación de que un avión suyo se acercara a Ranón.

Tenía mucha historia encima, antes y después de la cancillería austriaca, pero me pareció algo ingenuo cuando me dijo:

-Voy a llevar a Kurt Waldheim, que es buena persona y al que apoyé en su momento a la secretaria general de la ONU

En efecto el antiguo alto mandatario estaba también en Oviedo, escala de Nueva York, y había perdido las maletas. Eloína hubo de acompañar a Elisabeth Waldheim a comprar a El Corte Inglés, no sé si por entonces Galerías, lo más imprescindible.

Digo "ingenuidad" pues nada más aterrizar en Viena el hierático Kurt fue acusado de colaboración juvenil con los nazis.

Durante mis años europarlamentarios tuve ocasiones varias de profundizar en los recovecos de aquella conversación ovetense con Johannes Swovoda, líder europeista, colaborador de Kreisky. Este fue personalidad extraordinaria que desde inicial judaísmo agnóstico tendió un puente a Arafat profundizando en la Austria pacifista, tan diferente por ética del personaje amoral de Welles/Harry en las cloacas de "El tercer hombre". Menéndez del Valle tiene anécdotas y vivencias muy valiosas que espero publique.

¿Qué ha pasado en esa pequeña, y gran, Austria, y en general en toda Europa, para que un país que fue gobernado por Bruno, en el que por su pasado Waldheim no pudo renovar presidencia, estuviese a treinta mil votos de la extrema derecha racista? Jonás Fernández, eurodiputado asturiano, ha escrito palabras de preocupación. ¡No es para menos!

¡Ojo a la Francia que pretende la Le Pen! Las pésimas perspectivas económicas y financieras y la espiral inmigración/refugiados, que no son lo mismo, pueden llevar allí y aquí a la tiniebla política.

¡Mucho más ojito a la sanidad impoluta de nuestra democracia!

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