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El Gobierno desde mi rincón

Siento que la oportunidad de un nuevo gobierno, de momento, no ha sido aprovechada por su mentor. Estoy, nuevamente, con Javier Fernández y Ramón Jáuregui, pues faltan los perfiles que precisa la crítica hora española. Desgraciadamente algunos correligionarios, olvidada para siempre la exigente formación política, fían la extrema complejidad al maniqueo eco viajero de supuesta escucha a plañideros en decadente berrinche por toda la piel de toro.

Yendo al Gobierno desde sus nombres, me parece patético la repetición del trío Guindos-Montoro-Bañez con el torpe acento agudo, ultra partidista, absurdo funcional, de Cospedal, que debería atender de inmediato el caso de los 55 de Trubia, tan cruel e irresponsablemente tratados por su predecesor. ¿Va a reparar, a su vez, el nuevo Ministro de Energía el incumplimiento con el carbón, sus cuencas y sus poblaciones? Parece evidente que Soria cae por su deshonestidad no por su frontal enemistad hacia Asturias y León, en las que el nuevo ministro no parece escaldado.

En otro plano, ¿tiene alguna relación con la Sanidad la nueva ministra, que parece responder a aquel grotesco aforismo noventayochesco de afrodisiaco y efímero poder personal: "Ministro aunque sea de Marina"?

En el largo parón gubernamental, en el que hubo culpas compartidas al menos a las tres principales bandas, nada se hizo por la definitiva estabilidad de los jubilados, no los que ya somos, sino para los próximos. No puedo negar que Alfonso Dastis es un gran profesional, ¿pero valdrá para sustituir a un político de la talla de Margallo, sin duda discutible, que, no obstante, se había abierto un difícil hueco en las cumbres europeas, e internacionales en general, incluido el éxito evidente del puesto en el Consejo de Seguridad?. Tampoco niego que Méndez de Vigo, con orígenes ovetenses, es una personalidad de calidad que el mismo PP, y en concreto Aznar-Mayor quisieron descabalgar en su limpia carrera política, en medio de la porquería generalizada, cuando le impidieron ser portavoz, no ya del gobierno, sino antaño del grupo popular Europeo.

Mucho me sorprende, en mi fugaz conocimiento, el Ministro del Interior, que viene a sustituir a Fernández Díaz, caído antes en la opinión pública y ante los defensores de las libertades básicas. Los que tenemos antiguo pescante político, ¿reconoceríamos a ese sobrepasado Fernández Díaz del que fue gobernador suarista de Asturias y aún Secretario de Estado? Si parecen claras en su obscenidad las interferencias del saliente, mucho me hablan de algunas significativas del nuevo, decano de los jueces sevillanos, en la antigua errática instrucción Alaya-Eres y el archivo de una denuncia sobre la coqueta instructora.

En fin, ningún entusiasmo de mi parte por el nuevo gobierno, más bien lo contrario, nueva decepción, pero no puedo menos de agradecer a Margallo sus atenciones, de buenos reflejos democráticos, con las familias de los asturianos desaparecidos en diversas catástrofes foráneas. Y de paso, su voluntad de no olvidar Gibraltar, que los buenos de González Campos y Mariano Aguilar señalaban como asignatura siempre pendiente.

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