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Militante de Somos y activista cultural

Una oportunidad para renovar el modelo cultural

El desolador panorama cultural que ha heredado el nuevo gobierno local

Hablar de piqueta cultural en Oviedo es hablar del Partido Popular. El PP cerró las dos salas de exposiciones municipales de la ciudad, el Café Español y el CAMCO, liquidó la Bienal de Arte de Oviedo y aquel Festival de Jazz en el que un día tocaron Miles Davies y Tete Montoliu, redujo las artes escénicas a su mínima expresión, acabó con los encuentros literarios, los ciclos de cine del Teatro Campoamor, disolvió la Fundación Municipal de Cultura y condenó a sus mejores técnicos al ostracismo... Una vez destruido el modelo cultural asentado en el Oviedo progresista de los años 80, el gabinismo desplegó su alternativa, basada en un monocultivo de la música sinfónica, la zarzuela y la ópera, así como en la subvención millonaria con fondos públicos de los fastos orientados al goce (gratuito) de las elites ovetenses: premios "Princesa de Asturias" y Premios Líricos. Siete veces más presupuesto municipal para fundaciones teóricamente privadas (por cierto, ¿cuál es la aportación de la parte empresarial de estos patronatos? ¿No deberían sostener principalmente ellos estos eventos?) que para exposiciones es un buen resumen de esa concepción entre hortera y clasista que tiene de la cultura nuestra derecha local. La misma por la que a la gente trabajadora de los barrios le tocan centros sociales en bajos, y a los habitantes del centro acomodado un elegante palacete con jardines, por cierto pagado a precio de Beverly Hills a un viejo amiguete. Centros municipales de barrio como los del Llano o Gijón Sur, con instalaciones y programación de primer nivel, suenan a política ficción por estos lares, pese a estar a 30 kilómetros de nosotros.

Panorma desolador el de la política cultural ovetense que el nuevo gobierno ha heredado, justo cuando el Ayuntamiento atraviesa la peor situación económica de su historia reciente. Todo está por hacer y el reto que el gobierno tiene por delante es "normalizar" la vida cultural de Oviedo. ¿A qué me refiero con normalizar? A garantizar en Oviedo los mínimos que son normales desde hace décadas en cualquier ciudad de un tamaño similar: una programación estable y de calidad de artes escénicas, plásticas, cine y otras músicas (jazz, flamenco, folk, pop, rock...), actividades infantiles y en los barrios, una Universidad Popular que llegue hasta el último rincón del concejo, potenciar la red de bibliotecas, diseñar un San Mateo donde quepan tanto la radiofórmula como las nuevas tendencias musicales, y por supuesto lograr el mínimo básico de una sala de exposiciones municipal. A eso debería dedicarse el grueso del presupuesto público, en el que claro está, zarzuela, ópera y música sinfónica no pueden faltar, pero sin monopolizar lo que debería ser una oferta municipal lo más amplia, popular y variada posible. Si además de eso el gobierno local logra iniciar la recuperación ciudadana de las fábricas de La Vega y de Gas habrá aprobado con nota alta el examen de la cultura ovetense.

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