Asociaciones de celiacos lamentan que el Vaticano invalide la comunión de los santos cuando se administra con obleas sin gluten; se quejan de que socios con inquietudes espirituales y gente de fe no puedan recibir este sacramento, fruto del trigo, sin miedo a las alergias, y en cambio a los curas exalcohólicos permiten consagrar vino sin alcohol para transmutarlo en sangre de Cristo. Añádanse a la presión social las multinacionales que pujan por su presencia en este milagro eucarístico, que nos deja boquiabiertos; San Honorato, Bimbo, Europastry... quieren ocupar el nicho de mercado de la consagración, viñedos de todo el orbe ofertan sus mejores añadas, y en este marketing sobrenatural también hay codazos de Coca-Cola, Guinness o Gatorade. como alternativa a la uva, para rellenar cálices en una alianza nueva, ecuménica y eterna. ¡Ay!, si la Iglesia abre la mano hasta el diablo va a repartir hostias.
La mar de Oviedo
