La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Álvaro Faes

La peor tradición del tripartito

En el sprint final del año, las inversiones municipales que han sido ejecutadas únicamente cubren el 17,9 por ciento de lo prometido

Ya es una especie de tradición cercana a la Navidad comprobar que al gobierno ovetense le cuesta horrores poner sobre la mesa el dinero guardado en el cajón de las inversiones. Son cantidades para obras en caminos, cunetas o saneamientos. Trabajos muy del pueblo, muy para el pueblo. Difícil de comprender que a Somos, titular de la parcela de Economía, se le atragante esto de echar una mano al de al lado. Casi mediado el mes once, en el sprint final del año, el dinero en obras ejecutadas solo cubre el 17,9% de lo prometido. Dejar a un pueblo o a un barrio sin su obra no es solo frenar su progreso. Es dejar en el limbo un puñado de empleos y ofrecer una considerable imagen de desorganización.

Los veteranos de la gestión pública dicen que las bajas ratios de inversiones son fruto de la mala gestión de los recursos y síntoma de abandono en la tarea de poner orden y coordinación a la tarea administrativa. Emergen desde el Ayuntamiento ovetense datos no oficiales, pero fieles, que dejan en mal lugar a la Concejalía de Economía, la de Rubén Rosón. Ese 17,9% quiere decir que ha puesto a funcionar 7,1 millones de euros hasta la fecha este año. Cuando un vecino ve a los tres que mandan de la mano celebrar un acuerdo presupuestario y les escucha decir que hay 29 millones apartados para inversiones, se le hace difícil pensar que su pequeña acera no estará reparada ese año. Pero no ha podido ser. Hace un año, a finales de noviembre, la inversión ejecutada no llegaba al 20%, estaba en porcentajes similares a este curso, aunque con 20 días más transcurridos. El año 2016 cerró con un 25% de las obras realizadas, una cantidad que debería mejorar.

El capítulo de inversiones admite el maquillaje de "Villa Magdalena". La factura del palacete se lleva este año 32,7 millones pedidos a crédito. Hereda el tripartito un "marrón" económico de primera división y lo puede colocar en el epígrafe de las inversiones con toda legalidad. No políticamente, porque una inversión es algo que genera obra pública y empleo, y soltar la morterada para pagar al anterior dueño por mandato judicial no es invertir sino cumplir con la Justicia. Sería hacerse trampas al solitario ponerlo en el haber de las inversiones.

Peca otro año el gobierno tripartito de no poner a funcionar la hormigonera municipal al servicio de los ciudadanos. Otra vez preparan listados infinitos de obras y otra vez tropiezan con la piedra del bloqueo en las inversiones.

NEGOCIACIÓN A DESTIEMPO

Tiene el vicio el tripartito, y parece que lo va a hacer por tercera vez, de no llegar al 1 de enero con el presupuesto bien empaquetado, como sería de ley en un gobierno en mayoría. Dentro del propio gobierno los hay que señalan a lo tarde que empiezan todo. Aceleran estos días las negociaciones entre los tres grupos políticos, cada uno con su lista de la compra y con la ristra de peticiones de sus concejalías.

Vive ahora el tripartito escenificando un desencuentro negociador que todos los años pone contra las cuerdas la convivencia futura de los socialista con Somos y con IU. Lo práctico habría sido quizá comenzar antes del verano, que Rubén Rosón tuviera la carta de deseos de cada uno desde hace meses y así podría evitar las presiones que vienen ahora, cuando además el calendario ya aprieta.

Sin grandes escándalos por el momento, el tripartito apunta a otro patinazo presupuestario. Salvo vuelco improbable, cerrará el año con muy bajo promedio de inversión y, además, difícilmente podrán estar las cuentas listas el 1 de enero.

Compartir el artículo

stats