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La mar de Oviedo

Sangre de casa

A principios de siglo me recomendaba Pote Huerta, editor de Lengua de Trapo, que me cargase a alguien en la primera página, para atrapar al lector. Luego se puso de moda la novela negra, el escenario sórdido y el arte de matar. Después empezamos a ver en las librerías, en las pantallas de televisión y en videojuegos, la distopía, la antiutopía, el regodeo con estructuras sociales indeseables. Pero no con intenciones éticas, para prevenir o denunciar, sino para vender, apelando y excitando nuestros bajos fondos. El último grito, a efectos comerciales, recomienda que la ficción se base en la realidad macabra y el escritor se funde con el periodista, pero no vale matar de hambre a mil niños diarios en Somalia, hay que asesinar a un familiar en la primera página. Hitchcock se congratularía de ver hoy parricidios en las portadas, cuchillos de cocina, el crimen en su entorno natural, que es el hogar.

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