Ni a Ernesto Ayala ni a Claudia Aguilar les gustan los "selifes". "Prefiero hacer fotos a un paisaje que a mí misma, no le veo mucho sentido", confiesa la chica, de 22 años y alumna del grado en ingeniería industrial que se imparte en la Escuela Politécnica de Gijón. A pesar de todo, tanto Aguilar como Ayala reconocen que las "autofotos" son, a veces, inevitables. "Cuando estás con muchos amigos y quieres guardar un recuerdo de una cena, de una noche o de un buen momento tienes que hacer una foto con el brazo apuntándote a tí mismo para que salga todo el mundo, es mucho más cómodo que pedírselo a alguien", confiesa el joven, de 25 años. Los "selfies" se han convertido para ellos en una modernización del mítico "yo estuve allí".
