En la "generación líquida" de los que se ha dado en llamar "Millenials" María Mori (Oviedo, 1984) nada a contracorriente. Tiene un empleo fijo: es maestra de Infantil en un colegio concertado de Colloto; le gusta viajar y le ilusiona instalarse en otro país, pero sin asegurarse la posibilidad del regreso admite que se "volvería loca"; siempre ha vivido con su madre; tiene una hermanita de 2 años, Victoria; los fines de semana sale a cenar o al monte de ruta con su novio. "Tengo una vida normal, pero me gusta", dice. "La familia y los amigos es lo que más valoro", afirma.
Mori estudio Magisterio en Oviedo y amplió su formación con una especialización en Educación Física, otra en Infantil y una tercera de Inglés; viajó a San Diego, en Estados Unidos, con una beca "Maestro" a perfeccionar el idioma; hizo multitud de cursos: de monitor de tiempo libre, de multiaventura, de programación docente... y preparó oposiciones. Finalmente, consiguió su actual trabajo en el que hace lo que siempre quiso y que es su vocación: enseñar a niños pequeños. Con 21 chiquillos de Educación Infantil en clase acaba la jornada agotada, pero sale a las cinco de la tarde, tiene fines de semana libres y unas generosas vacaciones, así que los días le dan para mucho. Un par de veces a la semana pasa por el gimnasio y de lunes a viernes sigue una rutina tranquila. Los fines de semana son otra cosa: "Me gusta vivir en Asturias, pero me encanta viajar los fines de semana, a Madrid, Oporto, Logroño...".
Tuvo su primer móvil con 12 años, pero es de las que recuerda cómo era el mundo cuando no había ordenadores. Mantiene un perfil en Facebook, pero no está pendiente de más redes sociales; consume música y películas que le descargan sus amigos y su novio. Ella es perezosa con la tecnología, aunque la valora en su trabajo. "A mí me gusta leer los libros en papel, aunque a mi madre le he regalado un iBook", cuenta.
