- El 97% de los adultos en España participa en algún tipo de juego de azar, incluyendo loterías, quinielas y bonoloto. Vivimos en una cultura del juego que no favorece al control.
- De cada cien euros jugados en España, más de 30 pertenecen a loterías, unos 28 se van a las tripas de las máquinas tragaperras y 17 tienen como destino las apuestas. El resto, los 11 euros en casinos, los casi 6 euros en bingos y otros 6 euros en el apartado de otros.
- Un partido de fútbol de máxima rivalidad, pongamos un Real Madrid-Barça, puede generar apuestas por encima de los veinte millones de euros.
- Cada español adulto se gasta al año cerca de 500 euros en juegos de azar. El 15% de los encuestados reconoce que jugó a algún concurso a través del móvil, mediante envíos de mensajes de texto.
Se llama Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego y se le conoce por las siglas RGIAJ. Cualquier español puede apuntarse a él solicitando darse de alta en un fichero que le impedirá entrar en locales o en formatos de juego donde sea necesaria la identificación. Es por tiempo indefinido, pero el interesado puede desactivarlo a los seis meses.
- En plena etapa de introducción en el mercado, las grandes casas de apuestas deportivas no reparan en gastos promocionales. Rafa Nadal publicitó una de ellas y el Real Madrid estampó el nombre de otra en su camiseta. En los grandes "carruseles" futbolísticos de Liga se anima a la puesta en directo.
- Unos beben, otros fuman, pero casi todos juegan. Cada español adulto se gasta anualmente en bebidas alcohólicas unos 180 euros, y en tabaco, algo más de 200.
- Los nuevos formatos de apuestas generan nuevos perfiles de jugadores. El tipster no tiene traducción concreta. Es el especialista en apuestas, que analiza y aconseja a otros, a cambio de un porcentaje.
- Entre los jóvenes juegan más los varones que las mujeres, pero la encuesta llevada a cabo desde la Facultad de Psicología arrojó un resultado sorprendente.
- "Por que sabemos que nuestra vida no está metida en nuestro smartphone". Es la frase que abre la página nocaigas.com (y en letra pequeña, la palabra tecnoadicciones) del Gobierno de España. La web responde a un fenómeno creciente que todavía no ha desembocado de forma mayoritaria en las consultas. El individuo pegado a sus pantallas, rodeado de virtualidad y amistades de humo.
