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Cristóbal Arteche, el artista gijonés y nómada al que recuerda Argentina

Conocido en España como gran cartelista republicano, se hizo famoso en Sudamérica por sus ilustraciones de libros juveniles

Página de "Robin Hood".

Cristóbal Arteche (Gijón, 1900-Madrid, 1964) es más recordado en Argentina que en Asturias. Es normal porque fue un nómada del dibujo que marchó muy joven de aquí. Llegó a la Argentina que le recuerda en noviembre de 1939, a bordo de un barco francés, junto a otros intelectuales republicanos españoles y una multitud de refugiados judíos de Polonia e Italia, y durante tiempo gustó contar que fue acogido en Buenos Aires gracias a un caballo de carreras.

La vida de Cristóbal Mauro Arteche de Miguel fue una larga galopada de la que se han ido borrando las huellas. ¿Dejó Asturias para entrar en el Ejército? El historiador del cartelismo Santi Barjau encontró a un Cristóbal Arteche Miguel que se examinó en la Academia de Intendencia de Ávila en julio de 1914 y un año después aprobó un examen de ingreso en la Academia de Artillería de Segovia, pero no asegura que se trate del dibujante.

Sí es seguro que a los 17 años aparece al otro lado del Atlántico, pintando abanicos en La Habana, y que pronto se haría caricaturista del diario cubano "La Nación". A los 19 años marchó a Nueva York y pintó carteles para los grandes teatros de variedades. Como los cines estaban en Nueva York pero el cine ya se había sentado en Hollywood el joven artista se fue a Los Ángeles para hacer retratos y caricaturas de las estrellas del cine que reproducían periódicos y revistas de Hispanoamérica. En 1924 expuso por vez primera su obra pictórica en la sala del periódico "El Mercurio", de Santiago de Chile. En 1925 pasó a formar parte de la redacción de la revista "Crítica", de Buenos Aires, para la que cubrió la corresponsalía en París, a la vez que pintaba y exponía en la capital francesa. Ni un artista sin París.

Volvió a España en 1931 y frecuentó la vanguardia artística y literaria madrileña. Publicó en el semanario "Ciudad", junto a dos grandes como Sáenz de Tejada y Vázquez Díaz, y colaboró en "La Esfera" y "Nuevo Mundo", dos revistas ilustradas muy exitosas.

Llegó a Barcelona en 1932, en plena época republicana, y dibujó en los periódicos "La Rambla", "La Humanitat" y "Última Hora", todos afines a Esquerra Republicana. De sus contactos madrileños salen las ilustraciones de la revista literaria "Los 13", editada por José María Carretero (1887-1951), conocido por el seudónimo de "El Caballero Audaz". Hizo caricaturas, chistes e ilustraciones en "Papitu" y "Crónica".

Participó en las ferias del Dibujo que se organizaban entonces en Madrid y en Barcelona. En el libro "Los dibujantes de España", de Mariano Sánchez Palacios (1935), le cuentan como un retratista del Barrio Chino de Barcelona: "Arteche (...) es el impresionista de la vida y de los tipos del hampa". Cabareteras, putas y chulos que "Arteche ha sabido recoger con su lápiz certero, aunque un poco débil quizás, por ahora, en sus trazos, e inseguridad en su técnica, todo un mundo que forma una sociedad depravada y única".

Las referencias sobre Arteche que aparecen en internet se refieren, sobre todo, al cartelista. Fue una etapa que en su tardío regreso a España en los años sesenta intentaría que no se recordara. Pero se recuperaron sus huellas en un tiempo tan estudiado como la Guerra Civil y en 1936 el artista estaba muy activo. Fue el cartelista del Front d'Esquerres (Frente de Izquierdas) en las elecciones de febrero de ese año. El Muséu del Pueblo d'Asturies, en Gijón, compró tres de esos carteles en 2009. El recuerdo asturiano de Arteche está en el museo de la orilla del Piles.

En esa época ingresó en el Sindicat de Dibuixants Professionals de Barcelona (SDP), fundado en abril de 1936, adscrito a la UGT, y colaboró con varias revistas de la Generalitat, la UGT y el PSOE.

El 18 de julio, día que estalló la guerra, le encontró en Madrid por casualidad. El 3 de diciembre fue evacuado a Valencia en el contingente de la segunda expedición de artistas e intelectuales, junto al pintor asturiano José Ramón Zaragoza, los hermanos Solana y los escultores Capuz y Victorio Macho.

Enseguida se trasladó a Cataluña, donde movilizó a la lucha con el cartel "Les Milicies os necesitan" para Esquerra Republicana de Catalunya. "Humoristán", el museo digital del humor gráfico, cuenta que en 1937 realizó reportajes de guerra que el periódico "Última Hora" publicó del 6 al 21 de abril. Dibujos y textos. Al volver a Barcelona sus colaboraciones para el periódico se centraron en lo que le parecía mal de la retaguardia (los acaparadores, los milicianos camuflados, los frescos?) y emprendió una campaña para conseguir ropa de abrigo a los milicianos en las trincheras.

Al perder la guerra, Arteche se exilió en Francia, desde donde embarcó en el barco "Massilia" junto a otros 146 exiliados españoles y varios centenares de refugiados judíos italianos y polacos. Ya había empezado la Segunda Guerra Mundial y fue un viaje terrible: maltratados por la tripulación, amenazados por los submarinos nazis y sin destino claro.

Junto a Arteche viajaban 60 intelectuales, entre ellos los pintores Ramón Hidalgo Pontones y Gregorio Muñoz Montenegro, el escultor Alberto López Barral, el ingeniero José Arbex Pomareta, los cineastas José Fernández Cañizares y Luis de la Fuente, los periodistas Clemente Cimorra y Antonio Salgado y Salgado, el actor Severino Mejuto, los autores teatrales Eusebio de Gorbea y Pascual Guillén y Salvador Valverde.

La historiadora Dora Schwarzstein, de la Universidad de Buenos Aires, que recogió decenas de testimonios de exiliados españoles en Argentina, reconstruyó de manera deliciosa y rigurosa la llegada del vapor francés al puerto de Buenos Aires el 5 de noviembre de 1939, el día en que el caballo "Romántico" ganó el Gran Premio "Carlos Pellegrini", cumbre de la temporada hípica capitalina, en el hipódromo argentino de Palermo.

A los rojos españoles del "Massilia" no les dejaban ni asomarse a los ojos de buey. Todos estaban en tránsito: 132 iban a Chile; 6, a Paraguay y 9, a Bolivia. Saldrían del barco para tomar los trenes internacionales respectivos o el vapor con destino a Asunción. Pero la inesperada victoria de "Romántico" ante el favorito, "Embrujo", en una carrera de 3.000 metros, hizo ganar una fortuna de 50.000 pesos a su propietario, Natalio Botana, y ese dinero fue para los exiliados españoles, según los relatos legendarios.

Fue así, pero no tanto, y eso es lo que detalla la historiadora Dora Schwarzstein. Natalio Botana era un uruguayo hijo de una familia tradicional de ricos campesinos, que se asentó en Argentina después de abandonar el Seminario jesuita y la carrera de Derecho y de haber participado en la guerra civil de 1904.

Después de unos calamitosos inicios en el periodismo bonaerense, fundó en 1913 el diario "Crítica", un periódico moderno. Durante la Guerra Civil hizo campaña a favor de la España republicana y cuando atracó el "Massilia" fue al puerto de Buenos Aires a visitar a aquellos intelectuales -entre ellos algún conocido- para darles dinero que su periódico había recaudado en una suscripción abierta el 14 de julio, jaleada diariamente en una página, y acompañada de una campaña política para que el presidente conservador Roberto Marcelino Ortiz les permitiera la residencia en Argentina.

En el barco le prohibieron ver a los "rojos peligrosos" y Botana se fue prometiendo que se iban a enterar.

Al final de su campaña de presión al presidente Ortiz, el Ministerio del Interior, la Aduana y la Policía, quedaron en Argentina cincuenta republicanos españoles. Otros 70 siguieron a Chile. Cuando desembarcaban, Botana repartió el dinero de la suscripción y parte del premio hípico entre ellos, dándoles unos sobres que contenían pesos para dos meses de vida, el tiempo que consideró que tardarían en encontrar empleo. A los periodistas se los quedó para "Crítica".

Uno de los primeros trabajos de Arteche en Buenos Aires fueron doce láminas litográficas para ilustrar "El ombligo del mundo", obra de otro asturiano en el exilio: Ramón Pérez de Ayala. Pero eso es una edición limitada. Lo que hizo popular a Arteche fueron sus ilustraciones de la Colección Robin Hood, editada en Argentina por Acme en la década de los años cincuenta, con títulos como "Robin Hood", "Raptado", de Robert L. Stevenson, "Los viajes de Marco Polo", "Un viaje al país de los matreros" y otros. También los relatos históricos que bajo el título de "Amores célebres" publicaba la revista de historietas "Aventuras", donde dibujaba Alberto Breccia, que en su libro de entrevistas le recuerda como uno de los grandes talentos llegados de España junto al también asturiano Alejandro Sirio.

El Museo del Dibujo y de la Ilustración de Argentina le dedicó dos exposición de 30 ilustraciones originales (entre tintas y técnicas mixtas). Incluye a Arteche entre sus artistas y se puede visitar su obra en una página web cuya exploración está llena de sorpresas.

En una fecha que no se puede terminar, Arteche se fue a vivir a Caracas y regresó a España al principio de los años sesenta. En 1961 hizo una exposición individual de cuadros en Madrid y en 1962 otra en Gijón. Aquellos paisajes urbanos y un retrato fueron su primera exposición en Asturias, la tierra que abandonó en la adolescencia. Murió en Madrid en 1964.

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