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JUAN CARLOS DEL CAMPO | Biólogo pionero en las administraciones estatal y autonómica

"En la carrera perdí dos cursos que necesitaba para estar al día en la vida"

"Hoy es pecado, pero de niño para identificar las aves había que tenerlas en la mano y para eso tenía que meterles un perdigón"

Juan Carlos del Campo, biólogo pionero en la Administración. MIKI LÓPEZ

-Soy salense y sigo empadronado en Camuño. Soy hijo único. Cuando nací había 60 casas habitadas; ahora, 20.

- ¿A qué se dedicaban en su casa?

-Mi padre fue de "la quinta del biberón" y entre la guerra y la mili perdió 7 años en el Ejército. Al volver se hizo goxeru y luego trabajó en el monte, en una mina de caolín y en una fábrica de parqué. Mi madre hacía las labores de la casa. Había alguna vaca.

- ¿Cómo era Feliciano, su padre?

-Un paisano de Santullano como la copa un pino, buen trabajador, buen padre y nunca tuvo un conflicto con ningún vecino. Hizo un gran esfuerzo para que estudiase. Murió con 89, tenía EPOC de fumador.

- ¿Mandaba?

-Como todos. Me llevaba con él a las ferias de Salas y me invitaban a un bocadillo de carne asada en Casa la Garabata, al lado de la plaza de los Huevos.

- ¿Cómo es Herminia, su madre?

-Condescendiente y cariñosa. Tiene 97 años, vive en Camuño y la veo cada semana. Me lo hicieron bien: sin vivir en la abundancia, lo más que había en casa era para el fíu.

- ¿Estudió bien?

-Sí. Fui a la escuela hasta los 11 años, separados los niños de las niñas, y jugábamos con palos y piedras. El último maestro, Eutiquiano Verde Sardino, zamorano, animó a mis padres a que hiciera Bachiller en Salas. Está a 4 kilómetros, que hacía andando. Tenía un impermeable Dugan, cuyo apresto paraba el agua tres días y el cuarto ya no.

- ¿Cómo era la academia Valdés-Salas?

-La dirigía Antonio Feito, pequeño, fuerte y encantador para los padres. Había estudiando matemáticas. Era muy riguroso. Le estoy agradecido pero lo peor que te podía pasar era que te sacase al encerado y lo hicieses mal. Una vez, me trasvoló de una torta.

- ¿Dónde se examinaban?

-En el Instituto Carreño Miranda de Avilés, un día en que te levantabas a las 6 de la mañana, te ponías zapatos y ropa de domingo, ibas en taxi a Salas y en bus a Avilés. No salíamos del pueblo y aquellos 40 kilómetros que llevaban hora y pico eran un mundo. Llegabas a Soto del Barco y leías "Avilés, 15 kilómetros. Grande plage".

- ¿Y el examen?

-Cada hora, una asignatura. La primera, Matemáticas. Comíamos en La Parra, en los soportales, paella de marisco y carne o pescado. Después teníamos gimnasia. Un año pusieron un potro y un plinto y no sabíamos lo que eran. Luego Formación del Espíritu Nacional. Así hasta sexto de Bachiller.

- ¿Cómo era su vida en el pueblo?

-Muy agradable. Me gustaban muchísimo los animales y pensé en ser veterinario o biólogo. A los 9 años, como a todos los chavales del pueblo, me regalaron una escopeta de perdigones. Hoy es pecado, pero entonces para distinguir las aves había que tenerlas en la mano y para eso tenía que meterles un perdigón. La primera vez que vi un torcecuellos le pegué de raspón, lo atonté, lo identifiqué y lo solté. Me hice taxidermista a los 11.

- ¿Cómo?

-Un amigo me habló de los cursos por correo del Instituto Jungla. Aprendías con métodos rudimentarios. Hasta que acabé la carrera hice más de mil piezas. Vendía la ardilla a 200 pesetas. Fui cazador a los 14 años.

- ¿De qué?

-De zorros. Vendíamos las pieles en San José, en Tineo, y el domingo de Ramos, en Cangas del Narcea. Hasta las normas de protección de 1975 se veían pieles de todo.

- ¿Cómo decidió hacerse cazador?

-Por mi madre somos los de Ca'l Blanco. Dos tíos abuelos fueron cazadores famosos que iban con los Tartiere a Muniellos. Mi abuela, María el Blanco, me decía "si fuera paisano, sería cazador". A principios del siglo XX, lindiando, mataron un jabalí delante de ella. Me contaba que para que los perros tuvieran mejor olfato les daban un pocillo de aceite. Cazaban para comer.

- ¿Cómo fue la primera vez que cazó?

-Me dejaron una escopeta del 12, cacé un palomo torcaz y me sentí Daniel Boone.

- ¿Sacaba dinero?

-Cazábamos en comunidad Alfonso Duque, Manolo el Ferreiro -un tratante de burros que engañaba a los gitanos- y yo. Teníamos perros para cazar raposo, que, a principios de los 60, se pagaba su piel a 2.000 y 3.000 pesetas. Las más apreciadas eran las de marta y nutria. Cazaba tejones con trampa, para comer. Lo que había en la zona. Sólo salí a los 15, con Paquito, Roxa y Antonín y tres perros en un "Seiscientos" a Tuña (Tineo) y dormimos en Mieldes (Cangas del Narcea).

- ¿Dónde hizo preuniversitario en 1973?

-En el instituto masculino de Oviedo, hospedado en el hotel Comercio, calle Argüelles, 2, de tres plantas, que era de una señora de Camuño, Luisa la del Duque, y me hacía precio especial. Los viajantes, las chicas de alterne de Los Monumentos y Yuma y los estudiantes compartíamos el comedor.

- Estudiantes y putas, mezcla explosiva.

-Una dijo que cuando llegaba más dada a relacionarse era a las 3 de la mañana. A alguno le mereció la pena hacer guardia.

- ¿Cómo fue llegar a Oviedo de la aldea?

-Alguna vez usé madreñes por Oviedo. Fui mucho al Campoamor a ver teatro y zarzuelas y a la Audiencia a ver juicios. Allí aprendí mucho para la vida con las estrategias de la defensa y de la acusación. Aprendí a jugar al julepe en el bar Azul con perronas.

- ¿Sabía qué quería estudiar?

-Biología, por los bichos. En casa me dijeron que hiciera Comercio, pero llegué un día tarde al examen de acceso. Entré en Ciencias y fui mal estudiante hasta tercero, que empezó lo que me gustaba: Zoología, Botánica. En quinto saqué matrícula en Ecología. Recuerdo con agrado a los profesores Truyols, Emilio Anadón y "Rosmy", Rosa María Simó.

- De repente, otra vida.

-Perdí dos años, pero me buscaba la vida y me puse al día en un mundo nuevo. Fui delegado de curso y de sección en Biología, fui a manifestaciones, llevé algún toletazo por la amnistía y la libertad y anduve con gente de extrema izquierda. Dediqué mucho a los amigos y a perder el tiempo.

- El hotel Comercio cerró en 1975.

-Pasé a un piso encima de El Manantial, calle San Bernabé, que llamábamos el "Grasín 1" por lo puerco de la cocina. Lo compartí, entre otros, con el pintor Pelayo Ortega y su hermano. Pelayo estaba tres días sin salir, pintando como un poseso.

- Acabó la carrera y...

-Seguí vinculado al departamento de Ecología-Zoología porque había hecho la tesina sobre "Alimentación de carnívoros de Asturias", con un prólogo intimista contando por qué me gustaba. Analicé los estómagos de los bichos que cazaba y recogí excrementos, desde el oso a la comadreja. Los profesores se fijaban en mí en las excursiones.

- ¿Hizo la tesis doctoral?

-Me matriculé. En 1978, me llamaron del Icona para ir a ver rebecos. Me pagaban 15.000 pesetas al mes. Alquilé una casina en Bezanes (Caso) y le compré el Dyane 6 a Miguel Ángel García-Dory. Iba a hacer la tesis sobre rebecos, pero mi director, Pancho Purroy, se fue a León. El Icona convocó las 4 primeras plazas de biólogo del Estado. Las firmamos ciento y pico personas.

- ¿Cómo estaba?

-Acojonado. Era el único de Asturias, no había temario y otros concurrentes ya firmaban trabajos que yo leía. El examen práctico era identificación de especies, mi fuerte. El teórico, dos temas al azar. La tercera prueba era administrativa. Salvo un abogado del Ministerio de la Gobernación, formaban el tribunal ingenieros de montes, así que me puse a estudiar pinos porque la repoblación forestal era su caballo de batalla.

-Para examinarse fue por primera vez a Madrid en octubre de 1979.

-Llevé a dedo a un chaval que iba a la fiesta del PC. Se iba por carretera nacional y fui parando para identificar los pinos. Quedé el segundo en el práctico y tercero en el teórico. Éramos 7 para 4 plazas. Para la prueba administrativa estudié como un loco los 15 días. Cayó "La Seguridad Social en la función pública" y empecé dando una fecha "en la que se había constituido una comisión interministerial para estudiar el problema". Vi al abogado asentir y fui consciente de que él no tenía ni idea y de que la plaza era mía. Para tomar posesión compré mi primer traje: gris con chaleco.

Segunda entrega, mañana, lunes:

"Los furtivos mataron al guarda de Muniellos, pero no me amilané y andaba por el monte solo"

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