El Festival de Danza de Oviedo de este año muestra un gran sentido multicultural. Empezó con una representación española, continuó en la noche del miércoles con los brasileños. Mas tarde vendrán los franceses y después será un grupo de la China libre (Taiwán). Concluirá con otro de la Cuba cautiva y terminará con Martha Graham de los Estados Unidos.

Los hermanos Rodrigo y Paulo Pederneiras -coreógrafo y director artístico- fundaron en Brasil en 1975 la compañía "Grupo Corpo" que llegó al Campoamor con dos de sus obras destacadas. En ambas se exhiben universos abstractos al servicio de la música en un amplio espectro de estilos y movimientos. Sus preferencias van por lo temático antes que lo narrativo. El vigor, la fuerza y la energía es la principal característica del grupo.

Abrió la función "Dança sinfônica", una coreografía de Rodrigo Pederneiras, creada para celebrar el 40º aniversario del grupo. La música fue compuesta especialmente para esta pieza por Antônio Guimarâes. La partitura combina tramos sofisticados, incluyendo ráfagas de gregoriano, con otras tonalidades. Durante largas secuencias predomina la unión de parejas con los cuerpos entrelazados en las que el hombre carga a la mujer mientras ellas muestran posturas acrobáticas y de extraños diseños. Estos pasajes son interrumpidos o más bien intercalados únicamente por una misteriosa criatura vestida de blanco que ignorando al resto del grupo, transita el escenario flotando en brazos de su compañero. El rojo y el negro, en el vestuario y en los telones, junto a la luz tenue le dan al ambiente una sensación de aflicción o melancolía. Hay momentos reiterativos y otros en que la danza se difumina.

"Parabelo", el trabajo que ocupó la segunda parte, es pieza emblemática del conjunto sudamericano. La creación es del mismo coreógrafo que la anterior. Aunque en el primer bloque se exhiben colores apagados y evoluciones lánguidas, aquí hay un camino más lúdico en el que los bailarines se muestra más expresivos, extrovertidos y joviales. El estilo también es moderno pero con moderado sabor brasileño. La música de Tom Zé y José Miguel Wisnik, a veces con profundo sonido de percusión, también se inspira en rasgos populares como los cantos al trabajo y a las devociones religiosas. El telón de fondo con fotografías antiguas marca cierto clima de nostalgia. El final desemboca en un explosivo y efervescente desfile de luz y color con actuaciones individuales y un baile frenético al compás de populares ritmos en el que destacan los movimientos de caderas, juego de brazos e influencias de ecos africanos. Esta es una de las agrupaciones más veterana y prestigiosa de Brasil con unos magníficos bailarines que actuaron con entusiasmo y entrega. Al menos, por lo visto en esta función, el tono de la formación es similar al de muchos conjuntos actuales de danza moderna. El hecho de estar radicada en tierra conocida por su exuberante folclore nunca ha hecho de "Grupo Corpo" el propósito de representar el carnaval carioca o cosas por el estilo, está claro que la intención es otra. Dicho esto, yo me esperaba un sello más personal y único del grupo.