Toca Eurovisión y Eurovisión puede con todo. Aún en tiempos malos para un festival que está por debajo de sus expectativas desde hace muchos años. Es año de freakies. Eurovisión tuvo sus cumbres en los cincuenta, los sesenta y los setenta; en los ochenta ya comenzó a desvariar, en los noventa entró el mundo balcánico y ex países URSS; y empezó a entrar el aire frío. Así, a «vuela línea», parece muy evidente que los viejos tiempos fueron mejores. Aquellas canciones insuperables de «Abba», Cliff Richard, Domenico Modugno, la Cinquetti, «Mocedades», que logró instalar «Eres tú» en Estados Unidos... piezas que viajaron por los tarareos de varias generaciones. No es nostalgia pocha. Es el arte de ciertas melodías para quedar incrustadas en alguna parte del cerebro del personal. Se echan de menos. Aunque en su momento fueron odiadas por horteras, como ocurre con las actuales, que recordaremos en 20 años.