«El Canto del Loco» se despidió ayer de Gijón, al menos por el momento. El grupo madrileño trajo hasta la plaza de toros de El Bibio su gira «Hasta luego», antesala de un parón en su carrera después de más de dos años y medio de conciertos. Un repaso por sus mejores temas que comenzó con «La suerte de mi vida», canción de su último disco y que suena en todas las radiofórmulas del país. Desde la primera nota, el cuarteto intercaló composiciones musicales con sus típicos comentarios macarras que hacen las delicias de sus fans adolescentes. «Espero que esta noche oigamos vuestros corazones asturianos», dijo el solista Dani Martín nada más saltar al escenario. Poco después, un apagón iluminó el temor a una posible suspensión. Nada más lejos de la realidad. La luz volvió, y con ella, la locura colectiva por un grupo de culto para muchos quinceañeros.

Se estima que alrededor de siete mil espectadores abarrotaron el coso gijonés. El lugar privilegiado, la primera fila, estaba ocupado por decenas de jóvenes que llevaban horas esperando a que abrieran las puertas de El Bibio. «Quiero verlos de cerca. He llegado a las cuatro de la mañana para conseguir un buen sitio», comentaba Lucía Murillo, de 16 años. Lucía es fan del grupo, pero sobre todo de Dani Martín, al que sigue desde que actuaba en «Al salir de clase». «Espero que Patricia (Conde) no aparezca», sentenció. Javier González y Cristina López son ya unos veteranos en la cola de los conciertos de «El Canto del Loco». Eran los primeros. Han esperado 24 horas y han soportado la lluvia y las avalanchas del resto de seguidores.

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