Hay que ver la playa de Penarronda, monumento natural en los límites de Castropol y Tapia, y quedarse a atender los dibujos que la espuma hace sobre la arena, vetas del mar tendido al llegar a su destino. Es el occidente costero, el brazo de Asturias que se extiende hasta Galicia, es la rasa dulce que fala.