Oviedo, Laura VILA

La llegada a Asturias de Alejandro Fernández fue totalmente discreta, ni siquiera las fans del mexicano controlaron el hotel donde se alojaba. En la recepción del hotel también guardaban el secreto sobre el paradero del «potrillo». Nada que no acostumbren a hacer las estrellas de la música.

Este secretismo es para proteger la intimidad del cantante, al que tienen cariño y respeto sus aficionados, quienes, como Anita Fernández, presidenta del club de fans «Si tú supieras», aseguran que «cuando está de gira le respetamos mucho, no queremos molestarlo, queremos dejarlo descansar».

Los más fieles seguidores del intérprete se situaron en las puertas del estadio Carlos Tartiere muchas horas antes del concierto. Algunos, como José Luis López, secretario de otro club de fans de Alejandro Fernández, afirman: «Llevamos desde las nueve de la mañana aquí esperando». Y no estaban con las manos vacías. Traían todo tipo de provisiones para pasar el día: mesas, sillas, toallas... y también, explican, «pancartas, camisetas con su foto, banderas de México...», puntualiza orgullosa Anita Fernández.

Los fans vinieron de muchos lugares de España. Solos o en grupo, pero todos estaban dispuestos a esperar lo que fuera necesario para ver a su ídolo. Nedi Rodríguez es un ejemplo: «Llevamos desde la una de la tarde, pero merece la pena porque él es lo mejor de lo mejor».

Alejandro Fernández es un artista muy querido por su público, que no para de halagarlo: «Alejandro es una pasión, es admiración plena, es un hombre muy sencillo, muy generoso y muy cordial», asegura Ana Eugenia García, una mujer de mediana edad que lleva toda la vida siguiendo al cantante allá dónde va. «Antes seguíamos a su padre, a Vicente Fernández, y ahora seguimos al hijo». La joven Paz Vega, miembro del club de fans «Hecho en México» de Asturias, reconoce que «el potrillo» es «muy natural, muy accesible, nada excéntrico».

Cuando se saca el polémico tema de las supuestas «letras machistas» que fueron denunciadas por diversos grupos, sus fans lo defienden a capa y espada y aconsejan a los que lo critican, como Daniel Seoane, que primero «escuchen la canción entera y después que opinen». También lo defendía Ana Eugenia García, quien asegura, refiriéndose al título de uno de los temas citados, «Alejandro dice «mátalas», pero mátalas con cariño, con ternura, con canciones» y añade: «El problema es que la gente no entiende la picardía mexicana, pero él quiere a la mujer como nadie, tiene tres hijas y las adora, nunca podría ser un machista».

Bajo un sol implacable en Oviedo, y sin otra distracción que sus ganas de ver por fin a su adorado «potrillo», los fans del mexicano esperaron pacientes sobre el asfalto de los aledaños del Tartiere a que el reloj diera por fin las diez de la noche, y así poder llenar con sus aplausos el campo carbayón. Sus plegarias por ver al mexicano se cumplieron mucho antes, ya que a las tres de la tarde llegó al estadio para ensayar los temas que tocaría posteriormente.

Los fans disfrutaron del ensayo como si del mismo concierto se tratara, puesto que se encaramaron donde pudieron para ver y oír a su ídolo, quien, por cierto, iba vestido muy «casual», con bermudas y camiseta. La acústica del ensayo fue, según la valoración de sus fans, «estupenda».

La afluencia de público, sin embargo, fue menor de lo esperado, ya que se vendieron únicamente alrededor de 7.000 entradas para el concierto, cuando la previsión era de un mínimo de 15.000.

La respuesta a esto la tiene Ana Eugenia García, quien afirmaba que la gente «no viene por la crisis» y asegura: «si pusieran las entradas más baratas llenarían el estadio, pero así es imposible, porque son caras y el sitio es enorme». El día de ayer fue, sin duda, para todos ellos una jornada larga, pero vieron a su «potrillo». Eso fue lo que declararon constantemente a LA NUEVA ESPAÑA y eso era lo que se reflejaba en sus rostros: la felicidad de estar cerca de su ídolo.

«Él quiere a la mujer como nadie, la gente no entiende la canción "Mátalas"», defienden sus seguidores