Gijón, M. SUÁREZ

Iba para ingeniero. Pero su carrera profesional acabó dependiendo de una guitarra. Rosendo Mercado no se arrepiente de la decisión. La música le ha reportado grandes satisfacciones -varios discos de oro y hasta la medalla al Mérito en Bellas Artes-, además de dar rienda suelta a su rebeldía castiza, forjada a pie de calle en el barrio madrileño de Carabanchel. Muy pronto, cumplirá los 40 como rockero. El título de su último disco, «A veces cuesta llegar al estribillo», no debe llamar a engaño. Rosendo quiere seguir dando más madera. Esta noche (a las once, en Poniente) se subirá al escenario de la Semana Grande gijonesa.

-Los viejos rockeros nunca mueren. ¿Verdad o tópico?

-Los rockeros nos morimos cuando nos llega el momento, como todo el mundo. Pero dejamos una colección de canciones que sugieren a la gente. Y eso, que es la función del músico, es algo muy grande.

-Después de cuarenta años, ¿cómo es la carrera de Rosendo?

-Hago canciones, intento mejorar y aprender de mis errores. Hoy en día no se venden tantos discos, y no sabemos cómo va a acabar esto. Pero es lo que hay...

-De volver atrás, ¿dejaría sus estudios en la escuela de ingeniería ICAI?

-Empecé muy joven la música (en 1972 se incorporó a «Fresa» y en 1977 creó «Leño»), pero no me arrepiento. Nunca me gustó estudiar.

-¿Le sigue gustando incordiar o, a partir de determinada edad, ya se mira la realidad con otros ojos?

-Siempre hay motivos para incordiar; cosas que se supone que hay que cambiar. Ése es el espíritu del rock.

-¿Y qué cambiaría?

-Lo mal que lo está pasando mucha gente; que se gobierne sin los ciudadanos... Habría mil motivos para criticar la situación actual.

-¿Se declara «indignado»?

-De alguna manera, sí. Se está poniendo demasiada atención en las cosas del dinero y se están pasando por alto cuestiones fundamentales como el trabajo o la educación.

-Ha bautizado su último disco «A veces cuesta llegar al estribillo». ¿Y eso?

-Los años te van asentando. Es un proceso natural, que le ocurre a cualquier persona. El disco es un diario de ese proceso y el título, una metáfora.

-¿O sea, que Rosendo tiene cuerda para rato?

-Hay interés por llegar al «estribillo» y voy llegando. Para mí el «estribillo» es como la parte divertida, la parte fácil. A veces te cansas, claro, pero yo prefiero cansarme en los escenarios. Ya he cumplido 57 años y casi llevo cuarenta de carrera musical. ¡Bienvenidos sean!

-¿Qué le espera al público de Gijón en su concierto de esta noche, el segundo de la Semana Grande?

-Voy a ofrecer un repertorio de canciones que cubre casi todos mis discos, aunque haré hincapié en el último. Yo ya estuve en Gijón hace unos años y recuerdo que había un ambientazo... Estoy encantado de volver.