Gijón, Susana F. SERRÁN

Bajo una mirada penetrante de rasgos asiáticos y una sonrisa tímida propia de quien todavía no conoce la fama, se esconde una niña de 12 años que amenaza con tambalear la prodigiosa leyenda de Wolfgang Amadeus Mozart, Victoria Young (Las Vegas, 2000). Si el músico austriaco descubrió su talento siendo muy pequeño, la joven pianista debutó en la orquesta «Nevada Chamber Symphony» con tan sólo 6 años. Young ofrecerá un concierto el miércoles en la colegiata de Gijón, una oportunidad para ver, según un paseante que ya disfrutó de ella el pasado sábado en el paseo de Begoña, a «un ángel haciendo música».

«Empecé a tocar el piano cuando tenía 5 años, pero no sabría explicar por qué elegí este instrumento precisamente», afirma esta artista de origen malayo. Su madre, Beelee Young, la acompaña en cada viaje que hace la pequeña para tocar, y sentencia que su don con el piano le nació siendo muy pequeña: «Cuando Victoria tenía 3 años ya sabía identificar las notas musicales». Así fue cómo Victoria empezó a leer partituras y a componer sus propias obras a la edad de 4 años, gracias a un libro que le regalaron. «Ella no se acuerda, pero lo tengo todo grabado en vídeos», afirma su madre.

Despierta, alegre y con una imponente presencia sobre el escenario. «Cuando estoy tocando no veo ni las notas ni la partitura. Simplemente, escucho y pienso en imágenes que puedan conjuntar con mi música», comenta Young. Capaz de pasar de un «adagio» (tiempo lento) a un «allegro» (ritmo más animado), la joven pianista confiesa que lo que más le cuesta no es memorizar las piezas musicales sino mantener la expresión. «Para mí memorizar la obra no es la cosa más difícil. Alguna vez me equivoco, pero intento disimular», afirma riendo.

Lejos de asociar el piano con la alta clase elitista, Victoria Young es el ejemplo de la superación: consiguió llegar a donde está gracias a un sistema de becas. Su actuación en la prestigiosa sala neoyorquina Carnegie Hall, en un concierto de niños con talento, es uno de los ejemplos de cómo alguien de familia humilde puede conseguir sus metas con un poco de esfuerzo. «Estaba muy nerviosa porque es un sitio legendario, pero antes de salir a escena escuché a los otros niños tocando en un nivel muy alto y me dije "yo quiero ser como ellos"», comenta la joven. Y así fue como se hizo con el primer premio del concurso.

Con una media de seis horas a la semana de estudio de piano, Victoria compatibiliza la escuela con la música, y todavía le sobra tiempo para ir a nadar un rato con sus amigas. «Amo el piano y aprovecho cada rato que tengo para practicar», sentencia la prodigiosa norteamericana. Además, ella también compone sus propias piezas musicales.

Y de «las fugas» de Bach -proyecto en el que está trabajando ahora la pequeña- a los ojos de un pescado. «Antes de viajar a un sitio nuevo, lo primero que hago es ver qué se come en esa ciudad», dice Young, amante de la comida exótica. «En una actuación en Chicago, aproveché para probar con una amiga el ojo de un pez. Fue una experiencia extraña porque en el centro había una parte muy dura», afirma esta pianista amante de la comida. De momento, mientras está en Gijón como alumna del XIII Festival Internacional de Piano le queda una cuenta pendiente: la fabada.

Martes, 21

Concierto del pianista Alessio Bax. A las 20.30 horas, en el teatro Jovellanos, 10 euros la entrada.

Miércoles, 22

Actuación del «Ciclo de Jóvenes Intérpretes». A las 20.00 horas, en la colegiata San Juan Bautista. Entrada libre hasta completar aforo.

Jueves, 23

Concierto de Alexander Kobrin. A las 20.00 horas, en la colegiata San Juan Bautista. Entrada libre hasta completar aforo.

Viernes, 24; sábado, 25 y lunes, 27

Actuación del «Ciclo de Jóvenes Intérpretes». A las 19.30 horas, en el Centro Municipal Integrado de Pumarín «Gijón Sur». Entrada libre.

Domingo, 26

Actuación del «Ciclo de Jóvenes Intérpretes». A las 20.00 horas, en el Conservatorio Superior de Música del Principado de Asturias, Oviedo.