La actividad del marisqueo hunde sus raíces en el Paleolítico: los moluscos fueron, junto a los peces, el primer recurso del estuario explotado por el hombre. Se siguen recolectando almejas y navajas, bajo licencia y cupo y con ayuda de repoblaciones periódicas. Desde el pasado otoño, la contaminación ha impedido faenar.