Tras un largo e impresionante vídeo en una pantalla que abarcaba todo el escenario, una voz metálica saludó al público: "Hola, somos los Pet Shop Boys, bienvenidos, estamos en Gijón". Al poco, se produjo una explosión de ánimo cuando apareció en escena el grupo, que no tardó en saludar de nuevo a la ciudad, con la dificultad propia de los británicos al pronunciar la "g" y la "j". Ése fue el primer impacto en la plaza de la Laboral, ante unos 4.000 espectadores, según la organización, que disfrutaron como buenos seguidores de esta banda, que lleva facturando éxitos desde los años ochenta.

Tras esta parafernalia de la introducción, que ya dejaba entrever que el espectáculo es un compendio de luz y sonido, empezaron a caer algunas de las glorias del grupo, como "Suburbia" o "West end girls". Todavía estaba por llegar otra retahíla de éxitos de la banda, que ya antes había asomado un guiño a Stravinsky.

El ambiente que crea "Pet Shop Boys" es de atmósfera futura. No tiene ningún aparataje especial en la parte de directo porque se trata de la presencia de Neil Tennant y Chris Lowe sin más, pero simplemente su atuendo, su pose y sus formas de hacer en escena ya le da un vistoso estilismo. Y, claro, el aparataje es la parte complementaria (central) del show del grupo británico. Sumados el envoltorio y la vía directo, el concierto va adquiriendo un tono mágico, justo el que proporcionan las luces, la imagen, los distintos vestuarios y la parte musical, que, en principio, tenía como disculpa el disco "Electric", motivo de la gira ("Electric Tour") y cuyos registros tiene algunas semejanzas con otros tiempos de la formación con un punto de evolución. De todas formas, siempre hay momento para los éxitos, que es lo que levanta el ánimo y mueve esqueletos del personal.

"Pet Shop Boys" dejó certificado y sello de que lo suyo es ir dando una vuelta de tuerca a cada lustro como mínimo. Y ayer convirtieron la plaza de la Laboral del Gijón en un espectáculo de pop-art; escena pop sujeta en los efectos visuales, canciones nuevas, luces, sonido y "maqueo" futurista. Todo ello sazonado con las piezas que guarda el grupo desde los tiempos (años ochenta para acá). Son fundamentales además las figuras y rostros que se van viendo en los "clips". No son cualquier rostro ni son cualquier "vestido": son figuras adornadas en plan odisea espacial (o así), quizá con distintas formas y colores visuales que parecen salir del efecto de algún tipo de fármaco de la marca "Feliz y contundente". Es una especie de realidad virtual (valga el contrasentido) que hasta cuando entra la voz en directo del dúo parece salida de algún tubo catódico.

Cuando presentaron "Electric" ya se veía venir que algunos de sus temas se encargarían de ir dando el aire del "siglo siguiente" que busca constantemente "Pet Shop Boys". Y una vez cubiertas las necesidades de la gira con las nuevas canciones, los registros de las clásicas también quedan retratados en una nueva modernidad que se mueve entre bailarines y rayos láser. Todo un cañonazo, un montaje de otro de los muchos y buenos conceptos que se movieron, se mueven y se moverán en la escena pop. Arte popular que ya es cómplice total de las nuevas tecnologías y que ayer dejó su "pintura" visual y sonora en un muy atractivo escenario: el patio de la Laboral.