La fiesta de los Exconxuraos de Llanera vivió ayer su segunda jornada, la de la excomunión, que como cada año ha sido la más multitudinaria, y en la que han tenido lugar algunos de los acontecimientos más significativos del programa. El primero de ellos, la recreación teatral del hecho histórico que dio origen a la fiesta, que estrenaba nuevo escenario en el exterior del recinto ferial.

Un numeroso grupo de actores, dirigidos por el autor del texto José Ramón Oliva, explicaron a un nutrido público lo que ocurrió en el municipio en el siglo XV en el concejo. Fue en el año 1408 cuando los vecinos de Llanera se rebelaron contra la autoridad que entonces ostentaba la sede episcopal, cansados de agravios y exigencias injustas. Dicha rebelión tuvo como consecuencia la excomunión de todos los vecinos del concejo, que durante mucho tiempo no pudieron protagonizar oficios religiosos en el territorio. Tras la muerte del obispo Don Guillén, bajo cuya autoridad se había dictado la excomunion, los vecinos se dirigieron a los apoderados del nuevo obispo, Diego Ramírez de Guzmán, para que pusiera fin a la excomunión y restableciese la normalidad en el municipio. Finalmente, el obispado aceptó conceder el perdón, pero para ello obligó a un grupo de treinta llanerenses a humillarse caminando hasta Oviedo descalzos, ataviados con sacos y atados con sogas. Tras esta procesión, la normalidad volvió al municipio.

Todo esto se contó en el escenario con numerosas escenas, algunas de ellas cargadas de humor, que recibieron sonoros aplausos del público. Una vez finalizada la representación, llegaba el momento de asistir al segundo gran acontecimiento: la cena medieval, que contó con más de mil comensales. Muchos de ellos llegaban ataviados con trajes sofisticados, disfraces muy conseguidos, otros con los jubones que les proporcionó la organización, pero todos imbuidos del espíritu medieval. Ayuda a a ello una animación muy lograda, con personajes muy pintorescos, dignos de una saga cinematográfica.

Tras la cena, llegó la justa medieval, una recreación nocturna muy realista de un torneo con caballos y caballeros, de la que todo el público disfrutó. Una vez concluidos todos estos actos, el recinto ferial dejó por un momento su vocación histórica para asomarse al presente con una gran verbena amenizada por Assia y La Fórmula. Gracias a que el buen tiempo aguantó, el fin de fiesta fue multitudinario.