El Concurso Hípico Internacional de Gijón tiene hoy su primera cita con el público y el gran espectáculo pero una de sus pruebas más peliagudas la tuvieron que pasar ayer los 230 caballos que este año forman parte del certamen. Fue un escrutinio que duró más de seis horas y que enfrentó a cada ejemplar a un jurado inclemente. El compuesto por tres médicos veterinarios: María del Mar Carretero, presidenta de la Comisión Veterinaria de CSIO (Concurso de Saltos Internacional Oficial) de Gijón; Joao Pedro da Costa, veterinario extranjero, y Luis Anel, miembro de la comisión. Con ellos, cuatro miembros del jurado.

Lo que tocaba hacer ayer, desde las once de la mañana hasta media tarde, era comprobar que los grandes protagonistas de la competición -con permiso de los jinetes- eran aptos para competir. Y que no había trampa ni cartón en su identificación.

Es norma de competiciones como la de Gijón que los animales, que conforman un perfecto binomio con los jinetes, se sometan a un examen médico básico para comprobar si su estado físico es el conveniente para galopar como si no existiera un mañana por Las Mestas. Y precisamente ese mañana ya ha llegado para la mayoría de los participantes -226 caballos de los 230 inscritos-, pues sólo cuatro de ellos deben repetir el examen veterinario esta misma mañana para decidir si finalmente pueden competir en Gijón, en una cita que suma, con la de este año, 74 ediciones.

Aseguran los expertos que habitualmente no hay discrepancias en el diagnóstico de aptitud que sobre los animales decide el equipo de valoración. Y en caso de duda, cobra gran fuerza la opinión de los especialistas veterinarios, aunque todos consideran de vital importancia que el resultado esté bajo el juicio de diferentes expertos para evitar cualquier tipo de error. Eso sí, no es un examen de salud del animal, simplemente sirve para conocer si los caballos participantes son aptos para la competición. Una prueba de trote, que la hacen con los mozos, puede servir para detectar la existencia de alguna lesión, si el transporte le ha provocado algún tipo de daño?

Pero además de físico, el examen médico implica una obligada identificación del caballo, pues ha de comprobarse si el animal muestra las características que su pasaporte dicta. En caso de que exista disparidad entre lo que el equipo médico está viendo y lo indicado en el pasaporte se lleva a cabo la lectura del microchip para comprobar que el caballo sea el mismo que fue inscrito anteriormente. Asimismo, utilizan la información del pasaporte para comprobar que estén perfectamente vacunados, pues es uno de los requisitos indispensables. La primera prueba, en Gijón, se superó por amplia mayoría.