Cualquier amante de "Los Simpson", la serie sobre la familia amarilla más querida de América, seguro que no puede evitar leer frases como "no suelo rezar pero si de verdad estas ahí, sálvame supermán" sin entonar en su cabeza la voz de Homer Simpson, el simpático bonachón, vago y amante de la cerveza, que representa una de las mejores parodias del espíritu americano vistas hasta ahora. Sin embargo, no son muchos los que conocen quién se oculta bajo esta popular voz, que también llevan otros personajes televisivos, como Tony de "Los Soprano" o Hank de "Breaking Bad".

El responsable de adaptar al idioma castellano los diálogos de todos estos iconos de las series, es el madrileño Carlos Ysbert. Procedente de una familia de actores -su abuelo es Pepe Isbert y su madre, María Isbert-, acumula en su trayectoria profesional más de 50 colaboraciones en series y películas. Ayer y hoy está en Gijón para participar en las clases de la Escuela de Doblaje de Asturias, ocasión que se presenta como muy especial ya que asegura que no había estado en una escuela de doblaje hasta la fecha. "En Madrid me lo habían pedido pero no he querido, esta vez he dicho que sí porque Asturias me gusta mucho, soy amigo de la escuela y me apetece" asegura.

A la pregunta de cómo llegó a ser un actor de doblaje con una trayectoria tan extensa, Ysbert habla de sus primeros trabajos en los que se encontró con el doblaje "a raíz de una colaboración con Jesús Franco, que estaba de ayudante de dirección y cuando había que doblar alguna cosilla me lo pedía. Me entró curiosidad y empecé a quedarme en el estudio, aprendiendo de los que estaban allí y empezó a salirme algún papel".

Además de actor de doblaje, cine y teatro, también fue uno de los fundadores de ADOMA, el sindicato de actores de doblaje de Madrid a lo que se refiere diciendo que "la situación en España está fatal, en Madrid estamos más organizados y podemos pedir un poco de lo que nos corresponde, porque son muchos años de aprovecharse y pedir cada vez más. Al final decidimos que hasta ahí habíamos llegado y organizamos un sindicato para pedir que se cumpliera la legalidad. Recuperamos terreno, pero nos costó cuarenta días de huelga, ya que las empresas no están por la labor, quieren tener esclavos, algo que no sucede solo en el mundo del doblaje".

Esta situación no es lo único para lo que este actor tiene palabras de denuncia, también habla de la formación en este campo. "En España no está bien organizado el tema de la educación, debería estar regulado por el Ministerio, además de existir un título oficial dentro de la formación en arte dramático, como hay en otros países".

¿Y qué le aporta a alguien como Ysbert el padre de los Simpson, el americano bobalicón que ya se ha inscrito en la cultura popular de nuestra época? Dice que la influencia es mutua ya que "cuando haces un personaje siempre hay un toma y daca, aunque en el doblaje tienes que copiar lo que ha hecho el original. La facilidad que te da el dibujo es que puedes aportar más de ti mismo, lo que hace que existan dejes y expresiones que se quedan en el personaje, como tu risa y tu llanto. Y un personaje como este siempre influye, en mi caso concretamente porque tiene un carácter muy mediático".

Sin embargo, a pesar de la inmensa popularidad que tiene su voz, a Carlos Ysbert no se le suele reconocer por la calle como a Homer, "afortunadamente, aunque alguna vez lo aprovecho para hacer alguna broma". "A veces -cuenta- los taxistas y gente que está acostumbrada a escuchar voces sí que me dicen que les suena la mía, te preguntan a ver si te dedicas a la radio o al doblaje".

Otro dato curioso sobre la trayectoria de la voz del springfieldiano es que Ysbert, en un primer momento, reusó aceptar este papel; "cuando me propusieron el personaje dije que no, porque Carlos Revilla llevaba diez años haciéndolo y ya era una institución en el mundo del doblaje. Cuando murió y hubo que encontrar a un nuevo Homer Simpson, ¿quien puñetas se atrevía? Sabes que va a haber muchos que se quejen, así que lo primero que ves es que la responsabilidad es muy grande. Aunque al final terminé haciéndolo, agradeciendo la confianza que puso la directora en mí, aunque me costó lo suyo".

Los actores de doblaje son profesionales muy invisibles, solo vemos la parte que se expone en las pantallas, lo que hace que resulte curioso saber cómo se organiza un set de rodaje. Ysbert cuenta que "una jornada de doblaje es complicada, lleva mucha preparación previa, como todo en el cine. Antes hay todo un engranaje de localización, de guión y un equipo de gente. Cuando empiezas vas a una caña de la leche, en España seguramente sea donde más rápido se dobla en el mundo y con la exigencia de calidad que requiere". Y añade que "en el doblaje no tenemos proyectos, solo convocatorias. Nuestra vida profesional se basa en poder trabajar si no es todos los días, al menos cuatro para que te alcance para vivir. Yo no sé en qué voy a trabajar mañana, mi proyecto es seguir viviendo de esto por lo menos otros sesenta años".