Cuando el mexicano José María Alonso Zurita era pequeño, se quedaba fascinado con las historias que su abuela, la canguesa María Luisa Sobrecueva, le contaba sobre los asturianos: eran unos hombres tan fuertes que en vez de tirar la bola rodando por el suelo para jugar a los bolos como se hacía en América, la lanzaban por los aires. La hazaña le pareció tan increíble que quiso cruzar el mar para comprobarlo en primera persona; desde hace años, repite ese ritual cada verano.

Al cerciorarse durante sus últimas vacaciones en 2016 de que la bolera de su pueblo, en Mestas de Con (Cangas de Onís), se quedaba cada vez más vacía de público y de jugadores, Alonso tomó una firme determinación: impulsar por las fiestas de San Cayetano un torneo de bolos por parejas con 1.500 euros en premios financiados de su propio bolsillo, y regalar gusanitos, pipas y otras golosinas a todos los niños que acudieran a ver la prueba. El resultado, tal como se pudo comprobar ayer en Mestas de Con, ha sido un éxito: encontrar un asiento en la grada de la bolera era casi misión imposible, y no pocos tuvieron que conformarse con seguir de pie el duelo entre los navetos Javier Pruneda y Guillermo Iglesias, de la peña Villa de la Sidra-Titi, y los noreñenses Bernardo Menéndez y Manolín Canteli, que se saldó con un 14 a 9 a favor de los primeros. "Estamos muy contentos por la victoria y por la cantidad de gente que siguió el juego", explicaron los ganadores, que se embolsaron 600 euros por la victoria y que ahora buscan imponerse en solitario en el campeonato de bolos en la calle que se disputa esta semana en Infiesto.

Por su parte, Alonso matizó que su intención consiste en seguir organizando el torneo de forma anual en Mestas de Con para que "coja tanta fama como los de Oviedo o Gijón", porque a su juicio "es muy importante que los niños de la comarca, que son el futuro, tomen afición por los bolos, les llame la atención y así no se pierdan costumbres tan bonitas".

El mexicano, mediano de tres hermanos, trabaja en una fábrica de velones en su Puebla natal, donde ejerce como perfecto embajador de Asturias. "Les hablo a mis proveedores de los bolos, y este año fui pidiéndoles que hicieran sus aportaciones para la competición, que fui guardando celosamente en una hucha", contó Alonso, quien acudió al evento acompañado por su esposa Luz Alonso y su hija, Ximena, que a sus ocho años de edad ya muestra gran interés por el deporte asturiano. "Este proyecto no habría salido adelante sin la colaboración de vecinos como Manuel de Con, de la peña La Venta los Probes", subrayó el promotor.

En las gradas de la bolera, recién rehabilitadas por el consistorio cangués, jóvenes y no tan jóvenes siguieron ayer el juego con atención. Fue el caso de Víctor Gómez, de doce años. "Si nos organizamos bien, hay tiempo para todo: para jugar a la consola y para disfrutar de los bolos", cuenta el chaval, quien confía en que, en su nueva etapa en el instituto, el profesor de Educación Física le proporcione algunas nociones de este deporte. Otros asistentes, como el cabraliego Fernando del Corro, celebraron que los críos de la zona vuelvan a la bolera.