El venezolano Jesús Enrique Colombo aterrizó en España hace cinco años para curtirse como matador de toros y ayer cayó de pie en El Bibio. Cortó tres orejas, dio muestras de su solvencia, vistosidad en las suertes, variedad en la lidia y un don innato para conectar con los tendidos. La tarde llevó su firma de principio a fin. Le cortó las dos orejas a su primero, el extraordinario "Artesano" de la ganadería de El Freixo que fue premiado con la vuelta al ruedo, y se la arrancó con voluntad al quinto, del mismo hierro. En lontananza está su alternativa, en la próxima feria del Pilar en Zaragoza, pero ya pide a gritos el paso al escalafón superior donde ya todo es más complicado.

En Gijón sorprendió por su aplomo y madurez. Una larga cambiada de rodillas fue carta de presentación tras realizar el paseíllo desmonterado -como el resto de la terna- al ser su debut en Gijón. Variado con el capote, alternó delantales, caleserinas, medios faroles y remató con una revolera. El novillo vio al caballo de picar y se fue como una bala contra el peto. Descabalgó al picador y luego éste, ya repuesto y sobre su montura, se vengó con un puyazo criminal que le dejó un amplio ojal al novillo. Un milagro que embistiera luego como lo hizo. Colombo banderillea con el mismo poder con el que torea. Emuló a Vicente Ruiz "El Soro" en el primer par, se subió al estribo en el segundo y se mostró más aseado en el tercero. Lo brindó al público y comenzó la labor muleteril de rodillas ante un gran novillo que reunió como cualidades la prontitud, la clase y la humillación. Un novillo bravo, vamos. Como brava fue la actuación de Colombo, sobrado de facultades. Estuvo mejor al natural, intercaló muletazos muy templados, al natural, con otros de mayor poder. La conexión era total entre toro, torero y público. Rubricó con un efectivo espadazo la faena y suyas fueron las dos orejas que le abrieron la Puerta Grande.

Paseó una más en el quinto del festejo. Otro novillo manejable y colaborador de "El Freixo". Avivó al público y a su oponente en un nuevo tercio de banderillas donde lo mejor, pese a sólo clavar un rehilete, fue el quiebro por los adentros. Se resarció con un cuarto par un tanto "afandilado". Su entrega tuvo recompensa cuando tiró el estoque y se clavó las zapatillas en la arena para interpretar a la perfección el epílogo por luquesinas, cambiándose la muleta por la espalda alternado el muletazo de un pitón a otro. Máxima quietud. El chaval además tiene valor a espuertas. Lo mató y paseó otra meritoria oreja.

Distinto es el concepto de Ángel Sánchez. Buscó el natural puro ante el que abrió plaza, otra magnífico novillo de "El Freixo" que pecó de falta de fuerza. El resto de virtudes las tuvo todas y las aprovechó Ángel Sánchez con pulso y mando embebiendo su embestida en los vuelos de la muleta. Hubo clase en su faena, gusto y pureza que no es poco. Ejecutó bien la suerte pero se fue algo trasero el estoque por lo que fue preciso descabellar. El premio se quedó en una oreja. El cuarto del festejo quedó mermado tras una voltereta en el segundo tercio y nulas fueron las opciones para Ángel Sánchez.

También al natural destacó Marcos Pérez. Con ambos novillos. Con el tercero tardó en prender la chispa de la faena, se vio frío al público hasta que logró hilvanar una tanda por el izquierdo con más calado y brío. Pero la espada frenó en seco sus aspiraciones. El que cerró plaza, de "El Freixo", se descordó contra el caballo y fue sustituido por un novillo de Zacarías Moreno que resultó extraordinario. Permitió a Marcos Pérez muletazos excelsos, de bello trazo y viaje largo con el utrero planeando, haciendo el avión, en su embestida. Pasajes pintureros, de mucha verdad y personalidad. Una versión clásica de la tauromaquia que pocos novilleros plantean hoy. Luego otra vez la espada lo enfrió todo. Menos la salida en hombros de Colombo, que ayer conquistó El Bibio.