La literatura fantástica suele describir los bosques como lugares húmedos, sombríos y con animales salvajes merodeando al acecho de presas. Espacios donde se sabe la entrada pero no si se puede salir de allí. Pero lo único que tiene en común la frondosa arboleda de La Vegona, en las afueras de Salinas, con los bosques de los libros es la humedad. Humedad que hizo temblar los huesos de los asistentes al festival Songs for an Ewan Day de Salinas. Lo demás es imaginario. Un lugar tan especial que ni los cuentos sobre hadas -digamos xanas ya que esto es Asturias- de Hans Christian Andersen se acercan a describir. En definitiva, un emplazamiento mágico para un festival "diferente"

El bosque de La Vegona, que no del Agüil como en un principio de difundió, se abarrotó de público atraído por el cartel del Festival Ewan y su afamada estética de corte romántico. Se superaron todas las expectativas de asistencia para vivir una "experiencia única", como la describen la mayoría de los asistentes a los conciertos. Sentados frente a un pequeño escenario, poperos y amantes de la música indie disfrutaron de la música envueltos por el manto de la naturaleza. La decoración con miles de bombillas de luz amarillenta iluminaba el recinto que acogió la música dándole un aura dorada. Velas y guirnaldas convirtieron la aliseda de La Vegona en un paraje de postal. A los organizadores no se les escapó ni un detalle. Asientos de paja, pequeñas tiendas de campaña iluminadas y por supuesto, mucha música. El viernes, Pianet, "Brian Hunt", Marcos Cao y Ramón Mirabet emocionaron al público con sus melodías más sentidas. Ayer fue el turno para el grupo "St. Woods", "Jack Bisonte", Alice Wonder y el cantante David Otero. La banda "Smile" puso punto y final a un festival que deja huella. A buen seguro que los asistentes ya están pensando en la siguiente edición. El mágico escenario será bien custodiado hasta entonces por las xanas del cercano río Raíces.