Fue el primer torero en el que se juntaron la sangre de Antonio Ordóñez y de Francisco Rivera, "Paquirri". Que Francisco Rivera Ordóñez (Madrid, 1974) se convirtiese en matador de toros era inevitable. Tomó la alternativa en 1995 y se fue haciendo un sitio y un nombre propio en la profesión donde mandaron su abuelo y su padre. En 2008 recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y tras 22 años de alternativa está inmerso en la temporada -lleva varias anunciándose como "Paquirri"- de su adiós definitivo de los ruedos. Esta tarde se despide de El Bibio toreando junto a su hermano Cayetano y Antonio Ferrera.

-¿Cómo está siendo la temporada del adiós?

-Intento no pensar mucho en ello. Salgo a la plaza como si tuviera que ganarme el puesto del año que viene. Me da mucha pena y lo llevo francamente mal. Pero es una decisión muy pensada y tomada. No hay marcha atrás. Disfruto tanto al salir a la plaza que quiero torear, cuajar el toro, darlo todo y no quedarme con nada en el tintero.

-¿Se va satisfecho de la profesión?

-Si volviera a nacer volvería a ser torero. Es la profesión más bonita que se puede tener en la vida. Lo que me ha dado el toro no me lo ha dado nada.

-¿Y la profesión más dura?

-Es la más dura y, en muchos momentos también la más ingrata. Y durísima. Pero yo he tenido suerte, cuando la tienes es inigualable, nada en la vida te da una sensación ni parecida a la de cuajar un toro. He conseguido mucho en el toro, pero es la más dura, la más difícil pero la más bonita y pasional. Aquí todo es a lo grande, lo bueno es a lo grande y lo malo es lo grande. En el toro todo es a lo bestia.

-¿Buscará la fórmula de seguir ligado al toro?

-No me planteo nada. Apoderar ahora mismo me suena a chino mandarín. No me veo para nada. Luego, soy empresario de Ronda, aunque me gusta sentirme más anfitrión que empresario. Soy torero y lo seré toda mi vida, pero más vinculación activamente de momento no la veo.

-¿Se ha sentido querido por la gente?

-El cariño de la gente me lo llevo yo, es una maravilla y se agradece. Sobre todo, el cariño y el respeto de todos los compañeros. Eso es lo que más me honra.

-¿Por qué el espectáculo tiene tantos enemigos?

-Una parte de España ha cogido el toro como un símbolo de la otra parte de España. Es querer derrocar ese símbolo y atacar a la otra parte del país. Por un lado gritamos libertad pero luego lo que no me gusta que lo prohíban. Oiga mire usted no, o hay libertad o no hay libertad. Si la hay, la hay para todos.

-¿Falla el mensaje taurino?

-El mensaje falla y falla mucho. Hace falta darle una vuelta a los toros porque los valores que inculca la tauromaquia le vendrían increíble a la sociedad. Valores como el honor, la valentía, respeto, el sacrifico, la educación, la liturgia. Son valores fundamentales en una sociedad. Además que la cultura va muy ligada a los toros, estaríamos diciendo que Machado, Picasso, Lorca o Dalí eran unos ignorantes y unos locos. Aquí falla algo, pero es muy triste el momento que está viendo el toro y el ataque sin razón ni respeto que estamos sufriendo.

-¿Y la solidaridad?

-No sé cuántos festivales habré podido torear en mi carrera, pero entre 400 o 500 festivales a beneficio de alguna causa sí. Gracias a Dios, esta profesión nos da la oportunidad de colaborar haciendo lo que más nos gusta, poder contribuir con un granito de arena a una causa. El toreo es muy solidario siempre ha estado, está y estará para todas la causas que lo necesiten.

-El domingo en Gijón se manifestaron en torno a mil personas delante de la plaza en contra de los toros.

-Sí, pero frente a una plaza con 6.000 personas dentro. Los números son machancantes. Además del dinero que dan los toros al Estado y sin recibir ninguna subvención a nivel estatal como sí reciben el cine y el teatro. Turísticamente es uno de los grandes reclamos del país. Por no hablar del ecosistema del toro. El daño sería tan irreversible que los antitaurinos no miden el impacto que supondría para España. O les da igual.

-Regresa a El Bibio tras años de ausencia.

-Es una plaza que me gusta especialmente. Los toreros tenemos plazas que nos gustan más que otras pero aquí con la afición siempre hemos comulgado mucho y es de las plazas bonitas donde torear. La plaza es preciosa y el público tiene especial sensibilidad y es plaza donde espera uno hacer el paseíllo. Este año más especial todavía por lo que significa para mi carrera.

-Comparte cartel con Cayetano. ¿Es especial torear con su hermano?

-Lo es por varios motivos. Uno porque me encanta medirme con un torero de su calidad. Cayetano está en un momento especial, lo ve claro y le sale todo, y tiene la mente despejada para desarrollar su toreo. Segundo, porque de sus triunfos disfruto como si fueran míos, o ya casi más. Cuando estoy de luces me creo que sirvo un poco más.