El verano gijonés está repleto de eventos pero hay una fecha "marcada en rojo en el calendario". Como cada año por estos tiempos, el caldo patrio del Principado adquiere todo el protagonismo en la ciudad con la celebración de la Fiesta de la Sidra Natural, que este año alcanza ya su 26ª edición. En los alrededores del Puerto Deportivo y la plaza Mayor, las casetas ya esperan a sus visitantes.

"Cualquiera que pasea por el puerto no se resiste a comprar un trozu de tarta o algo del mercau", afirma Raquel Muñiz. Y es que la oferta gastronómica es una de las claves de bóveda de este evento estival. "Les Roses de Manzana" es uno de los mayores reclamos por su aspecto visual, además de la tarta de tres quesos asturianos, "insignia de la gastronomía de la tierra", como la define su creadora, la repostera Elena González Navas.

Pero entre mordisco y mordisco, hay que meter algún traguín en la boca. Y es que de poco sirve comprar mucha sidra, sino se tiene un buen escanciador con que beberla. El stand el Cuxidrín, ganador el año pasado del premio al producto más novedoso por sus escanciadores manuales de madera, o el portátil que cabe dentro del propio vaso, pone remedio a este problema. "Este artículo se vende bien incluso entre los locales, las expectativas de este año son buenas", explica entusiasmada Monserrat Rodríguez Méndez, una vallisoletana afincada en Gijón y gerente del negocio.

Este año aparecen propuestas alternativas en la utilización del producto estrella de la región, como las que apuestan por la reutilización y el reciclaje del vidrio de las botellas de sidra. "Fundiendo el vidrio en horno a altas temperaturas, consigo trabajarlo en gravedad hasta moldearlo al gusto para conseguir la pieza deseada con un diseño original", expone Claudio Garigliano, artesano y dueño de Lula Martín Tienda, que utiliza el cristal para crear desde pendientes, anillos o colgantes, hasta imanes vitrificados y botellas fundidas como pisapapeles. Artículos que consigue a través de técnicas como la "vidriofusión, el vidrio a la flama o termoformado", explica sobre la fabricación de los objetos mientras su puesto se llena de visitantes. "El ambiente está animado, y suele haber una grata aceptación entre el público", comenta sobre su artesanía, que tuvo muy buena acogida en el reciente mercado ecológico de Gijón.

Varias turistas asiáticas arremolinadas sobre el puesto de cosmética natural "Oleum", que por séptimo año consecutivo vuelve a esta cita, compran frascos de aroma de canela y manzana para el hogar. En el catálogo, no faltan productos como jabones de glicerina con forma y aroma de manzana o las velas aromáticas, que triunfan año tras año. Lo más novedoso, una colección de artesanía minimalista hecha con cerillas "talladas a mano y decoradas con temática asturiana y de la sidra", exhibe Luis Sánchez, químico al mando del puesto.

La cita, que en sus primeras ediciones empezó durando tres días ahora reúne a locales y turistas durante más de una semana, "con suficiente entidad como para atraer a la gente por sí solo" afirma Sánchez.

Joyería, cosmética y gastronomía se aúnan en una cita en la que la manzana y los derivados del fruto de la pomar, son los grandes protagonistas.