Carlos I es eterno en el concejo de Villaviciosa. Se cumplen quinientos años desde su llegada a Tazones, donde el Príncipe de Asturias y futuro rey de España besó suelo nacional por primera vez, pero en la localidad maliayesa este acontecimiento se recuerda cada verano como si hubiera sido ayer.

Y es que ayer se desarrolló, en efecto, la trigésimo séptima recreación histórica del desembarco de Carlos I de España en el puerto de Tazones. La expectación era máxima minutos antes de iniciar la escenificación, sobre todo entre quienes se estrenaban en disfrutar de este espectáculo, como la sierense Araceli Fernández, que, a falta de no tener donde sentarse, se mostró impaciente por que diera comienzo la actuación, de interés turístico regional. "Vengo con unas amigas, que me dijeron que estaba muy bien el desembarco, pero me cuesta estar mucho tiempo de pie", explicó.

"Me habían dicho que la recreación merecía mucho la pena y el solo hecho de ver cómo todo el pueblo se ha involucrado en ella me basta para comprobar que es así", aseguró, por su parte, la gijonesa Lorena Rodríguez, que no dudó en acudir a la cita acompañada por su bebé, Martín Robledo, y su amiga Beatriz Castro. "Me ha sorprendido el vestuario del Rey", indicó esta última.

Como ellas, miles de personas venidas de distintos puntos de la región se congregaron junto a las aguas maliayesas para revivir un acontecimiento histórico que cogió desprevenidos a los asturianos del siglo XVI. "El pueblo de Tazones sabía que el Rey tenía que llegar a Castilla, pero jamás pensaron que lo haría por aquí", recordaba la narración al comienzo de la representación.

En esta ocasión, la escenificación militar, de armas y formaciones del siglo XVI corrió a cargo del Tercio Compañía de Cristóbal de Mondragón y contó con la participación de las asociaciones de Torreones de Cartes (Cantabria) y de El Palenque de Laredo, que completaron el desfile.

Carlos I llegó a Villaviciosa procedente de Flandes el 19 de septiembre de 1517 y se coronó como Rey el 9 de febrero de 1518. Según quedó reflejado durante la representación, a su llegada a Tazones fue recibido primero con hostilidad y abucheos, pues por poco lo confundieron con un aliado de los franceses.

Sin embargo, en cuanto tuvo la oportunidad de explicarse y demostrar que era el nieto del rey Fernando, el ambiente se puso a su favor. "No vamos a arrojarle a la mar", bramaba la gente de Tazones para convencerlo de que abandonara la embarcación. "Menos mal -respondía, aliviado, Carlos I-, pues no sé nadar".

El tono irónico que adoptó la recreación en algunos momentos arrancó carcajadas entre quienes habían acudido atraídos por el episodio. "La oportunidad de repasar la historia y de transmitírsela a los niños es lo que más me gusta de esta celebración", aseguró el noreñense David Campal, afanado en resolver las dudas de sus hijos, Mateo y María.

La inmersión fue total entre los asistentes y Tazones volvió al siglo XXI solo cuando el Alcalde de Villaviciosa, Alejandro Vega, vestido como regidor de época para la ocasión, decidió dedicar esta edición del desembarco a Barcelona. "La barbarie terrorista es inadmisible y queremos unirnos en nuestra condena a los atentados a quienes se manifiestan hoy (por ayer) en Barcelona". Las palabras del Alcalde fueron seguidas por un sonoro aplauso, solo igualado por el que cerró el desfile para despedir al célebre Carlos I.

La de ayer fue una representación especial, puesto que homenajeaba el quinto centenario del histórico desembarco de Carlos I en Tazones. Por ello, en esta trigésimo séptima edición de la representación, la organización dispuso para el Rey más querido de Villaviciosa sus mejores galas: Carlos de Gante estrenó vestuario.

Por un lado, el traje corrió a cargo de la diseñadora Azucena Rico, caracterizado por líneas muy marcadas y colores vivos, escogidos con la idea de ensalzar la figura del joven Carlos I a su llegada a Asturias desde Flandes para tomar posesión del reino.

En cuanto al calzado, unos zapatos de ante claro con hendiduras, como los que solía utilizar el emperador, llevó el sello maliayés del zapatero artesano Alfonso Martínez. Como curiosidad, vale la pena destacar que el Rey Carlos I marcó tendencia en su época con este tipo de calzado de punteras redondeadas y piel, frente a los rasos y sedas de inspiración francesa que se llevaban hasta el momento en aquella época.

Para quienes se hayan quedado con las ganas de disfrutar de la recreación, hoy tendrán una nueva oportunidad en la capital maliayesa. A La Villa fue invitado en su día el ilustre rey por las gentes de Tazones y allí, en Villaviciosa, se personará esta tarde, a las 18.00 horas.