Llovió. Llovió más a simple vista que en los registros meteorológicos, pero la percepción subjetiva del mal tiempo no basta para bajar al turista del sobresaliente. Asturias saca un 9,2 como destino turístico en una encuesta coincidental, a pie de calle, con un centenar de visitantes del Principado que al parecer sabían a lo que venían: a tomar el sol, no. Eso no es aquí. El mal tiempo es el casi unánime inconveniente de unas vacaciones que a pesar de las nubes y del sol a tiempo parcial merecen más de un nueve sobre diez, cuarenta dieces en cien entrevistados y ninguna nota por debajo del siete. El examen final del verano supera la mirada exigente de un turista que da por bien sacrificado el calor a cambio de la buena mesa y el paisaje, respuesta casi uniforme a la pregunta por los motivos del sobresaliente.
Pesa eso más que dos meses de calor intermitente y ratos de playa. Casi cuatro de cada diez entrevistados, un apreciable porcentaje de 38 de cien, está en Asturias por primera vez, señal tal vez del estirón que el turismo ha dado en la región en estos años de después del duro letargo de la crisis. En esta actividad fuertemente estacionalizada, cuyo peso en la economía asturiana viene de superar al cierre de 2016 el diez por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) regional, el resultado de este julio y agosto determinará si el sector turístico asturiano está en disposición de rebasar la mejor marca histórica de visitas, la que cerró el año pasado por encima de los dos millones de viajeros. El recuento parcial de 2017 mejora el de las mismas alturas de 2016 sin que, de momento, haya entre estas cien consultas por toda la región apenas más de dos quejas por masificación. Tampoco nadie, o casi, protesta por los precios, señal de que acierta la estadística que dice que han subido por debajo del promedio nacional. El último dato actualizado a 2017, el de las tarifas de los hoteles, sitúa la media del incremento en apenas tres euros por habitación disponible desde 2008.
Este repaso al verano asturiano a vista de turista sirve sobre todo como respuesta informal a la pregunta del empresario por el motivo de su visita. ¿A qué vienen? La respuesta es la abrumadora referencia a la gastronomía y la naturaleza, a la comida y el paisaje, la costa, la playa, la montaña y "el verde". El sondeo, de resultado poco sorprendente, da fe de la motivación del turista estival y coincide en el balance con las respuestas de otros visitantes a preguntas similares. En la valoración recién difundida por un portal de reservas de turismo rural, por ejemplo, la oferta de Asturias ha sido este verano la segunda mejor valorada por los huéspedes, con un 4,7 sobre cinco, sólo por detrás de Navarra y fundamentalmente por aquello que ellos engloban en la evaluación del entorno".
