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Luces y sombras en Gourmets

Luces y sombras en Gourmets

La excelencia gastronómica confluyó nuevamente en la Feria Internacional de Alimentación y Bebidas de Calidad, o sea el Salón de Gourmets, que cerró sus puertas en la 31 edición con el habitual tsunami de cifras: más de 93.000 visitantes, 40.000 productos en exposición y 1.430 de estos que son novedades en un mercado que en estos cuatro días se estima mueve en torno a los 200 millones de euros.

Una brillante presentación para los muchos asistentes al Recinto Ferial Juan Carlos I, una constatación de que la crisis en este terreno ya se ve por el retrovisor y la evidencia de que el aceite, el vino y el jamón son las puntas de lanza españolas en este sector alimentario.

Cámbienlas en lo que se refiere a Asturias por la sidra, el queso y la emergente ternera asturiana y tendrán una radiografía bastante aproximada de esta cita anual en Madrid. No fue de las mejores presencias del Principado, con un emplazamiento mejorable y una puesta en escena excesivamente burocratizada: marañuelas, yogures, vino de Cangas, kiwis y algún que otro queso languidecían con otros productos en vitrinas sin mayor aporte informativo, al final de uno de los pabellones.

Al contrario que en el stand de la Comunidad, en la zona dedicada a los quesos de autor la presencia asturiana sí destacaba con Rebollín, Vega de Tordín, Rey Silo (con su exquisito Massimo), La Peral y José Bada y su deslumbrante Teyedu, el cabrales en estado celestial. Y es que quizá mejor por libre, quizá mejor como Sidra Cortina y Xata Roxa, con un stand individualizado, en buena zona y modélico. Tantos años acudiendo les ha llevado al buen camino y demuestra que no es tan difícil hacer las cosas un poquito mejor. Con tan excelentes productos es exigible que se presenten de manera adecuada.

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