El palacio del siglo XVIII y la torre de Arango (Pravia), del siglo XV, se han convertido, sin quererlo, en un personaje de película. En concreto, del primer largometraje del cineasta asturiano Sergio G. Sánchez, "Marrowbone". Así lo explicó el director de arte del filme, Patrick Salvador, durante una visita al rodaje en la que participó LA NUEVA ESPAÑA. "Tiene mucha luz natural, de ahí el interés que teníamos por la casa, lo que ayuda al tono de verano eterno que queremos transmitir, y aporta mucha riqueza visual", explicó.
Lo cierto es que han cambiado el palacete asturiano de arriba abajo, por dentro y por fuera, para simular una granja de la Costa Este norteamericana en la década de los años treinta del pasado siglo. Todo con una gama de colores del azul al verde pastel y que se inspira en los cuadros del pintor realista estadounidense Andrew Wyeth para crear un espacio sobrio y austero. Tan sólo han dejado el tejado como estaba para retocarlo en posproducción.
Han tirado tabiques y abierto ventanas bajo la supervisión de los arqueólogos del Principado para favorecer la entrada de luz natural en la casa, donde se rodará el 45 por ciento de las escenas de la película. "Incluso se variaron escenas para jugar a favor de la casa, que crea muchas sensaciones", precisó Salvador. Y es que la luz de Asturias tiene mucha importancia en la historia, un thriller con elementos de terror y una profunda historia de amor fraternal y sentimental. La luz crea espacios misteriosos que favorecen que el espectador se meta en la historia. "El cielo es una gozada, aunque la luz cambia constantemente y no funcionan las predicciones del tiempo, es un cielo incomparable que da mucha riqueza visual", afirmó el director en la presentación del rodaje. A la puesta de largo asistieron también el productor ejecutivo J. A. Bayona, director de "El orfanato" y "Lo imposible"; el consejero delegado de Mediaset España, Paolo Vasile, y los productores Belén Atienza y Ghislain Barrois, así como los actores Anya Taylor-Joy, George Mackay, Mia Goth y Charlie Heaton. El cineasta asturiano se mostró feliz de rodar en su tierra, y Barrois añadió que fue una de las peticiones inamovibles del director. Los cielos y paisajes de Asturias también han conquistado a los actores. "Es como un cuento de hadas y hay mucha magia en los cielos, somos muy afortunados", dijo Charlie Heaton. Una calma que destacó también Mia Goth como una herramienta más de concentración para el trabajo dramático: "Es un lugar muy pacífico en el que te puedes relajar después del trabajo". Un aislamiento que les ayuda a meterse en la burbuja de trabajo durante las diez semanas de rodaje y que favorece la calidad.
La historia narra la vida de cuatro hermanos que viven aislados en una granja de Estados Unidos tras la muerte de su madre a finales de los años 60 del siglo XX. Una especie de verano eterno en el que el terror se cuela por las ventanas de la casa mientras sobreviven ajenos al mundo que les rodea con la única presencia del personaje que interpreta Anya Taylor-Joy, quien resaltó que la historia de "amor verdadero y puro" se cuela para dar emoción dramática al suspense.
El equipo de actores avanzó pequeños aspectos del guión, encabezado por George Mackay en el papel Jack, el hermano mayor. "Hace todo lo posible para cuidar de su familia, lucha contra los problemas que se plantean para mantener a la familia unida a toda costa", comentó. También Mia Goth, en el papel de Jane, destacó el trabajo que hace con su personaje para conseguir un balance entre el rol de madre que debe jugar y la niña que tiene dentro.
Nada más se sabe de la ópera prima de Sergio G. Sánchez. Una trama que quieren mantener bajo secreto hasta el otoño de 2017, con el estreno. De ahí las escuetas y enigmáticas declaraciones del equipo. "Es un lujo hacer una película así y queremos que la gente se entere de lo menos posible porque es algo así como las muñecas rusas", precisó Sánchez. Paolo Vasile añadió que es "una gran historia con magia y mezcla de géneros". Y Asturias es protagonista.
