Podría debatirse si 30 años son propios de una vida aún joven o ya forman parte de la madurez. Desde luego, en un medio de comunicación son suficientes para contrastar si ha merecido la pena el proyecto. Y su validación tiene mucho que ver con la respuesta de los ciudadanos a los que un periódico como LA NUEVA ESPAÑA –en su edición de Avilés y comarca– va dirigido. Sus miles de lectores me ahorran una explicación más convincente.

Una empresa periodística tiene unas características especiales. Como empresa es un negocio, que ha de ser rentable. Pero el periodismo no solo es información, también es compromiso, apuesta, generación de ideas, debate y un largo etcétera que, además, está sometido, de forma permanente, al escrutinio de los lectores.

La edición de Avilés y comarca de LA NUEVA ESPAÑA ha superado con creces, en estas tres décadas, la prueba del rigor y del compromiso con su público objetivo. Eso tiene que ver, claro está, con el modelo de sociedad que ha defendido, pero también, y en gran medida, con los profesionales que cada día dejan su huella en las noticias. Avilés los ha dado muy buenos, y eso ya es una garantía de éxito.

La sociedad asturiana siempre ha tenido un nivel de debate y de información rigurosa muy elevado. En buena parte, porque siempre ha habido numerosos medios de comunicación con una calidad por encima de la media nacional. Muchos se han quedado por el camino, pero otros se han mantenido fieles a su compromiso de informar. La edición avilesina de este periódico ya se puede considerar una veterana, y su referencia es fundamental para estar al día de lo que aquí ocurre. .

La digitalización ha hecho universal la posibilidad de estar informando en tiempo real, pero ha dejado las "fake news", lacra sobre la que habría que legislar.

Pbalo Junceda - Director General de Sabadell Herrero

La sociedad actual ha puesto patas arriba muchos de los paradigmas que nos habían dado cierta seguridad durante lustros. Ya no se trata de la pandemia, más cercana, sino de otros fenómenos que afectan a las empresas y, muy especialmente, a los medios de comunicación. La digitalización ha hecho universal la posibilidad de estar informado en tiempo real, pero también ha dejado otros problemas, como las “fake news”, verdadera lacra que habría que legislar, de una vez por todas, con decisión.

Esos cambios a los que me refiero están transformando nuestra economía. De hecho, en 1991, cuando nació esta edición que ahora conmemoramos, el peso de lo público en las empresas de Asturias y de esta comarca aún era muy importante, con todo lo que ello conllevaba de dependencia y de pocas posibilidades de alcanzar plena competitividad.

Pero, desde entonces, las cosas han ido cambiando. Yo creo que a mejor. Hoy hablamos de un Avilés con una siderurgia puntera en el mundo y con garantías de seguir siéndolo; con una potente red de industrias tecnológicas que generan miles de empleos; con otras que están realizando importantes inversiones y, todo hay que decirlo, con algunas sangrantes incógnitas que deberían resolverse a más no tardar. Como gran ejemplo: no se puede seguir sufriendo las cargas de la tarifa eléctrica y de los costes derivados de las emisiones de CO2.

Avilés y sus concejos limítrofes han crecido en estos 30 años y se han hecho, con todas las dificultades que queramos, más atractivos. Estamos en un buen momento para consolidar proyectos y para que las empresas del entorno se desarrollen apostando por la digitalización, la innovación y la sostenibilidad. Y LA NUEVA ESPAÑA tiene ahí mucho que decir, contando las cosas que hacen bien, explicando las transformaciones que son necesarias, advirtiendo de las trabas que impiden progresar.

Son muchos los retos aún pendientes, y por eso me gustaría desde este altavoz que me ofrece LA NUEVA ESPAÑA reclamar la unión de todos para hacer posible un Avilés y una Asturias competitiva y en la que sea atractivo vivir y trabajar. La unión de la comarca, la unión del área metropolitana a la que pertenece y la unión de toda la comunidad. Cada uno, cada concejo, cada ciudad, cada pueblo, con su valor añadido.