“Entre dos tierras”, la canción de “Héroes del silencio”, abría las primeras listas de éxitos de 1991. También abría, en Avilés, la edición de LA NUEVA ESPAÑA para narrar la vida de una ciudad que se encontraba entre dos tierras. La tierra de los tiempos siderúrgicos se achicaba perdiéndose detrás de un horizonte desconocido, donde nadie sabía decir si habría nuevas tierras por descubrir. El mundo estaba entre dos tierras. Con la desintegración de la URSS, lo viejo no valía y lo nuevo nacía con la violencia de las guerras en los Balcanes, el Golfo Pérsico y la que libraba la banda terrorista ETA contra nadie, desmembrando con sus bombas a una niña llamada Irene Villa.

Los años felices de ENSIDESA. La draga “Pax” amplió el calado de la ría de Avilés con la llegada de Ensidesa. La ciudad celebró aquellas décadas florecientes de su alma siderúrgica y lloró en 1998 cuando se apagó el horno “Carmen IV” fruto de los vaivenes que hoy sigue sufriendo la industria. Ricardo Solís

Ese año en que Miguel Induráin ganaba su primer Tour de Francia, Avilés ganaba un nuevo periódico. Y hoy, que de eso hace treinta julios, tanto tiempo ha dado para litros de tinta, toneladas de papel y terabytes de información, en los que se han contado miles de noticias muy difíciles resumir. Por eso yo he optado por la antología, escogiendo treinta noticias para maquetar un periódico imaginario.

LA MARCHA DE HIERRO EN LA MEMORIA. Este diario fue testigo de la multitudinaria protesta en Madrid, en octubre de 1992, de la siderurgia. Tiempo después se vivió la tragedia de un joven que sacó los ojos a una langreana de 22 años a la que previamente había intentado violar.

LA MARCHA DE HIERRO EN LA MEMORIA. Este diario fue testigo de la multitudinaria protesta en Madrid, en octubre de 1992, de la siderurgia. Tiempo después se vivió la tragedia de un joven que sacó los ojos a una langreana de 22 años a la que previamente había intentado violar.

ECONOMÍA: Entre el duelo y el cielo.

En 1991 Avilés todavía tenía un alma siderúrgica. Alma desencarnada vagando por calles, muelles y fábricas, sin saber que pertenecía al más allá. Nadie quería creer que la siderurgia había muerto. Se aplazaba el duelo.

La historia de la reciente economía avilesina da vueltas y revueltas que mezclan hechos con sentimientos, imágenes con realidades. Hablando de imágenes, la más potente asomó cuando se apagó el horno “Carmen IV”. Sucedía esto en 1998, pero traía trastienda.

Seis años antes se había gritado en una protesta desesperada. La Marcha de Hierro llevó a pie a 250 metalúrgicos hasta Madrid. Llegaba hasta la capital la misma Santa Compaña que hacía tiempo recorría nuestras calles. Esfuerzo épico, pero vano. En los tres años siguientes las esperanzas fueron voladas por la dinamita y el paisaje convertido en chatarra. En 1995 desapareció oficialmente Ensidesa.

En el nuevo siglo varias multinacionales pisaban los viejos terrenos del Estado. Al pie de un puerto que ampliaba muelles y amarres pesqueros. Tiempo de incertidumbre bautizado con nombre de mujer, PEPA, el 25 de septiembre del año 2000, al colocar la primera piedra del Parque Empresarial Principado de Asturias.

El siglo XXI llegó amagando. Como un viejo jugador de mus, lanzó la seña del tres y Avilés pensó que llevaba triunfos. Los casi 5.000 empleos creados en la comarca entre 1996 y 2004 apoyaban esa teoría. Se empezó a olvidar el pasado siderúrgico. También le llegaron otros naipes al aluminio, desde 1998, cuando INESPAL se integró en Alcoa. Nuevos tahúres en la mesa.

La prosperidad parecía asegurada con un suelo industrial mermado pero firme y un sector servicios que empezaba a crecer con la llegada del El Corte Inglés el mismo año, 2002, que cerraba Almacenes Py. Símbolos de renovación comercial frustrada porque el rey de los almacenes, ante el plante general, no llevó sus primaveras al centro de la ciudad.

El puerto, siempre la otra ciudad, se enredaba en los aparejos de la pesca. En 2007 la guerra por la nueva lonja provocaba la marcha de barcos avilesinos a Gijón, conflicto de gran calado que, en 2015, quedó oculto por la conquista de la margen derecha de la ría con nuevos muelles comerciales. Se sufrían entonces las consecuencias de una crisis planetaria: en 2013 había en Avilés 13.600 parados. La calle volvió a ser un grito para defender a la industria y buscar trabajo.

Años malos, que escamparon con engaño, como nubarrón que oculta la tormenta más negra. Llegó en 2020 y arreció entre enero y febrero de 2021, cuando la tercera ola de una pandemia mundial, el covid-19, azotó Avilés, colocándola en situación crítica.

Fue cosa de salud, pero atacó también a una economía en el alambre. La de una comarca que sigue buscando un lugar en el mundo, con un corazón industrial que, amenazado por la incertidumbre, recibe la respiración asistida del sector servicios. Lucha con las nuevas armas de la tecnología, lo mismo por conquistar la tierra que por no subir al cielo.

EL SUEÑO DE TODO DEPORTISTA. Alfonso Menéndez Vallín logró en 1992 el sueño de cualquier deportista: representar a España en unos Juegos Olímpicos. Y lo hizo en casa, en Barcelona, en la disciplina de tiro con arco. Otro portento del deporte avilesino fue el atleta Yago Lamela. Ricardo Solís

SOCIEDAD: No es país para jóvenes.

En una Asturias desde hace treinta y cinco años en crecimiento vegetativo negativo, Avilés cada vez tiene menos habitantes. Nacen pocos y llegan menos. No habrá ciudad si no hay personas y la generación de los rapacinos siderúrgicos se empieza a jubilar sin saber donde vivirán sus nietos. Se supo en 1995, cuando Avilés comenzó a perder población en cifras absolutas, y se confirmó con enorme dolor en 2017, al bajar de la barrera psicológica de los 80.000 habitantes. Desde entonces, cada año menos. Llegó así el verdadero final del Avilés siderúrgico, cuando no sólo habían desaparecido las chimeneas, sino que empezaba a desaparecer su recuerdo. Se buscan urgentemente aprendices de nuevos avilesinos, pero, al menos en los paritorios del hospital San Agustín, Universitario desde 2016, cada vez se presentan menos.

Por si fuera poco, al llegar 2020 el paro volvía a azotar a los menores de 25 años. Avilés tiene uno de los gastos sociales más altos de España. Que se gaste es buena noticia, que se tenga que gastar, muy mala. Servidumbres de una sociedad llena de viejos, en la que los jóvenes sin trabajo se van.

EN LA GLORIA DEL ATLETISMO. La vida de Yago Lamela, el mejor saltador de longitud español de todos los tiempos, se apagó en 2014, con 36 años, los que vivió como una montaña rusa que le condujo a la gloria deportiva y a un abismo del que no pudo salir por culpa de las lesiones.

EN LA GLORIA DEL ATLETISMO. La vida de Yago Lamela, el mejor saltador de longitud español de todos los tiempos, se apagó en 2014, con 36 años, los que vivió como una montaña rusa que le condujo a la gloria deportiva y a un abismo del que no pudo salir por culpa de las lesiones.

POLÍTICA: Cambia todo para que todo siga igual.

Al PSOE le tocó, desde los inicios de la Transición, gestionar el poder, con sus mayorías y sus acuerdos a la izquierda. En el centro y la derecha los problemas internos impedían aprovechar claras oportunidades de desalojar a los socialistas.

Para quebrar ese panorama el Partido Popular ganó las elecciones de mayo de 1995. Unos comicios en clave nacional, donde el PP presentaba un candidato nuevo, Agustín González, que llegó a gobernar. Un vuelco histórico y breve. La Alcaldía volvió al PSOE, con Santiago Rodríguez Vega, para embocar el nuevo siglo. Concluía así la Transición con sólo tres alcaldes en veinticinco años.

La ampliación de esa nómina llegó, el día de San Fermín de 2007, con Pilar Varela, primera alcaldesa de la historia de Avilés, que gobernó hasta que los escándalos del centro Niemeyer se llevaron por delante sus posibilidades electorales.

Luego, el luto: primeros fallecimientos de los alcaldes de la democracia. Agustín González (junio de 2014) y Manuel Ponga (diciembre de 2018). Parecía que una época pasaba página, pero no era así. Desde 2015, con Mariví Monteserín, el bastón de mando se quedaba anclado en la Transición. La nueva alcaldesa había entrado en la casa consistorial en 1983. Formaba parte de una generación siderúrgica, la más numerosa en votantes, de una ciudad muy envejecida que elegía a uno de los suyos.

Y la estabilidad siguió, aunque las corporaciones estuviesen más fracturadas que nunca. Eso debilita más a la oposición que al gobierno, como lo demuestra que los presupuestos municipales de 2021 se aprobaron con el mayor respaldo político de la democracia.

Estabilidad en los gobiernos y también en el más antiguo lastre de la política comarcal: el poder avilesino no era decisivo más allá de Cancienes. Todo había cambiado para que todo siguiese igual.

TRAGEDIA EN LA CARRETERA. Cinco muertos al empotrarse contra el pilar de un viaducto en construcción el autobús de la ría a Gijón. El fatídico septiembre de 2018 quedará grabado para siempre en la memoria de los avilesinos como uno de los accidentes más trágicos en la historia reciente del municipio.

TRAGEDIA EN LA CARRETERA. Cinco muertos al empotrarse contra el pilar de un viaducto en construcción el autobús de la ría a Gijón. El fatídico septiembre de 2018 quedará grabado para siempre en la memoria de los avilesinos como uno de los accidentes más trágicos en la historia reciente del municipio.

LOCAL: El futuro debe ser ciudad.

Nada hay más productivo que una ciudad atractiva y el camino de Avilés, desde los mismos comienzos de la Transición, no era otro que el de ser una ciudad de verdad, con servicios y con futuro.

La contaminación siempre lo puso difícil. Siguió uniendo el pasado del título de “Zona de atmósfera contaminada” con un siglo XXI lleno de benzeno, azufre y partículas PM10. El aire de Avilés seguía tan maltrecho como su imagen. El 18 de noviembre de 2018 “El País” dedicaba un especial a la contaminación con este terrible título: Avilés envuelta en partículas.

Había que abrirse camino entre aires cargados, aprovechando lo mejor del pasado para darle futuro, como sucediera en 1993, cuando, para celebrar el centenario de las fiestas de El Bollo, el ayuntamiento, a propuesta del equipo de la televisión local Canal 21, convocó una gigantesca “romería urbana”: La Comida en la Calle.

Las autoridades buscaban la manera de que la ciudad volviese del revés su negra imagen externa, eliminando la barrera férrea, ganando el puerto como plaza mayor para recuperar la dignidad de su reflejo en una ría saneada; una ciudad capaz de fijar nueva población y actividades económicas en sectores punteros.

Ese era el propósito de recuperar un casco histórico de calidad, en sucesivos planes desde los años noventa hasta que, en 2006, con la peatonalización de la calle San Bernardo, concluyeron los Planes de Rehabilitación Integrada. En ese proceso fue decisiva la publicación de “Avilés. Una historia de mil años”, libro que, desde su primera edición en 1997, aportó una marca milenaria a la ciudad y el orgullo de valorar su casco histórico. Su esquema y sus ideas desembocaron en la creación, en 2013, del Museo de Historia Urbana, con unos contenidos diseñados por Juan Carlos y Vidal de la Madrid.

La recuperación de la ciudad avanzaba. En 2004 era derribada la última chabola. Las intenciones eran visibles y llevaban a la, por entonces, denominada “nueva centralidad”, asaltando los viejos terrenos siderúrgicos para ganar la ría saneada, cuyos lodos del cauce alto eran retirados en marzo de 2003. Se vivían los tiempos del Centro Cultural Internacional Óscar Niemeyer, inaugurado el 25 de marzo de 2011 al son del clarinete de Woody Allen. Por desgracia aquello acabó en escándalo. El “efecto” Niemeyer, se tornó en el “caso” Niemeyer . Y allí sigue, al otro lado de la ría, esperando a que pase otra oportunidad, que deberá llegar con una buena mano de pintura.

EL RESURGIR DE LA RÍA. El 25 de marzo de 2011 Avilés alcanzaba otro de sus hitos culturales: la inauguración del Centro Niemeyer, al son del clarinete de Woody Allen. Tiempo después se convirtió en el “caso Niemeyer”, pero el complejo de la ría puso a Avilés en el mapa

SUCESOS: El horror escaso.

Dos noticias abren y cierran los sobresaltos de esta ciudad que ha tenido treinta años de tranquilidad. La primera llegó en 1991 cuando, la víspera de los Inocentes, cuatro niños fueron lanzados al mar por su madre en La Peñona, en el crimen más espantoso de la historia negra de Avilés. Y hay que viajar a 2018 para encontrarse con cinco muertos al empotrarse contra un pilar de un viaducto en construcción un autobús de la línea a Gijón. El duelo se apoderó de toda Asturias. Un duelo, que, por fortuna, ha podido robar pocas páginas como ésas.

DEPORTES: Las medallas de los otros.

Sólo dos deportistas excepcionales rompen la norma de la escasa relevancia del deporte profesional avilesino: Alfonso Vallín, medalla de oro en el equipo olímpico de tiro con arco en Barcelona ‘92 y Yago Lamela que, en 1999, se proclamó subcampeón mundial de salto de longitud. Un ídolo y una leyenda que vivió más allá de su prematura muerte en 2014. Hijos de una ciudad muy deportista que, en los últimos años, se ha acostumbrado más a repartir medallas que a recibirlas. A aprovechar su buena red de instalaciones y capacidad organizativa para montar pruebas de gran nivel, como los campeonatos de duatlón. Otra forma de estar en el mapa.

CULTURA: Atenas necesita rehabilitación.

En el final del siglo XX lo cultural fue una afortunada isla en tiempos de reveses y reconversiones, cuando gran parte de los números de Avilés se tornaban negativos, abrían nuevos equipamientos como la Casa de Cultura y el teatro Palacio Valdés, en noviembre de 1992, arrastrado por el último movimiento ciudadano triunfante.

A principios del siglo XXI los recursos públicos hacían palidecer al resto de la vida cultural, con instituciones tradicionales y empresas incapaces de ofrecer nada comparable cuando se toparon con la crisis de 2008. El Ayuntamiento se impuso. En algunos casos los intermediarios y comisionistas de las iniciativas municipales sustituyeron a las verdaderas empresas. La diversidad lo pagó. Incluso llegaron a desaparecer los cines comerciales con el cierre de los multicines Marta en septiembre de 2013.

Resistieron eventos e iniciativas varias, muchas de ellas nacidas o consolidadas en el siglo XXI: Jornadas Internacionales del Cómic, Festival Intecélticu d’Avilés, Avilés Acción, Longboard, Celsius 232 o Festival de Cine LGBTIQ. Pero una etapa había concluido con la jubilación, sin reemplazo, de todo el viejo equipo gestor de la Casa de Cultura, anticipada por el fin de su publicación mensual, los Papeles que, después de 33 años, tiró su último número en mayo de 2012.

El teatro Palacio Valdés se convirtió en un referente del mejor teatro nacional, pero el único exponente de una gestión cultural que intentaba recuperarse con nuevos formatos y pocos recursos.

Han sido treinta noticias y podrían haber sido muchas más o, simplemente, otras. Tengan en cuenta que yo he seleccionado éstas apelando a la última sección que le faltaba a este imaginario periódico: una columna de Opinión.