2 Andrés Montes

La matemática Rosa García, madrileña de 1965, casada y con tres hijos, ha alcanzado lo más alto de la escala ejecutiva en dos empresas que lideran sectores muy alejados pero que tienen en común la exigencia de una innovación continua. En veinticinco años de brega en el ámbito de las tecnologías de la información, llegó a presidir Microsoft España -donde dio el relevo a María Garaña- y fue vicepresidenta de consumo de la compañía para Europa antes de frenar en seco para replantearse su carrera. En ese punto vital fue donde la encontró Siemens en 2011 para convertirla en su presidenta en España. Con su coronación en un gigante industrial con intereses en un amplio espectro de sectores -desde las infraestructuras hasta la sanidad o la energía- Rosa García se ha consolidado en un reducidísimo grupo de mujeres con gran poder empresarial y cuya llegada a puestos ejecutivos es, a su juicio, todo un síntoma de cambio social.

En Oviedo intervino en el debate «¡Que inventen ellos! ¿Hay futuro sin I+D+i?», organizado por la Fundación de MCA-UGT.

-Ahora que empieza a escucharse que tenemos que volver la vista a la industria, después de años de desmantelamiento, usted parece estar en el lugar y en el momento oportunos.

-Creo firmemente en la necesidad de industrializar nuestra economía; la industria crea riqueza. Los países más ricos del mundo tienen un potente sector industrial que les permite, por un lado, generar productos de gran valor añadido y, por otro, crear empleo de muy alta cualificación. En España, nos hemos «terciarizado» demasiado y el peso del sector industrial en el PIB ha pasado del 27 por ciento al 15% en los últimos 30 años, por lo que deberíamos trabajar para aumentar su relevancia. Estar en una empresa como Siemens me aporta una visión perfecta.

-Pese a las condiciones adversas, considera que se dan las circunstancias para aumentar su negocio un 50 por ciento en el plazo de cinco años. ¿Cómo es posible?

-Cuando hicimos esta previsión no esperábamos que la economía se deteriorara tanto. Ahora nos toca esforzarnos más y, aunque sabemos que será complicado conseguir este crecimiento en cinco años, creemos que estamos en el camino adecuado. Nos centramos en detectar mercados innovadores y en crecimiento donde aportar todo nuestro potencial. Hemos ganado cuota de mercado a nuestros competidores en prácticamente todas las áreas de negocio. Estamos siendo especialmente activos en acompañar a nuestros clientes en sus proyectos internacionales. Un ejemplo de esta estrategia se cumple aquí en Asturias con TSK o Duro Felguera, con los que colaboramos en el desarrollo de algunos de sus proyectos más importantes. Además, hay negocios como los mantenimientos tecnológicos de alto valor añadido donde se han abierto grandes oportunidades.

-¿Esa buena perspectiva tiene también una cara laboral?

-En las próximas semanas cerraremos el ERE que anunciamos a mediados del año pasado. En un principio, se plantearon 200 bajas, pero hemos conseguido reducir esa cifra hasta 140 y esperamos poder hacerlo aún más en las próximas semanas, gracias a la entrada de nuevos pedidos y las medidas que impulsamos para minimizar su impacto. Queremos combatir el paro juvenil. Somos firmes defensores de la formación dual, que combina conocimientos teóricos y prácticos. Este modelo está implantado en Siemens en España desde hace más de 25 años. Aquí no está bien visto socialmente hacer Formación Profesional y a los chavales se les orienta hacia la Universidad. El 66% de los jóvenes estudia el Bachillerato tradicional y sólo el 33% va a la FP. En Alemania es justo a la inversa. Producimos cada año bastantes más abogados de los que necesitamos, mientras que el número de ingenieros o matemáticos es francamente mejorable.

-En la Universidad de Oviedo las Matemáticas pierden alumnos en favor de las Ingenierías. ¿Ése es un cambio de orientación que pueden rentabilizar empresas como la suya?

-En Siemens apostamos por tener una plantilla diversa con distintos perfiles profesionales, pero es verdad que nos nutrimos principalmente de ingenieros, por lo que este aumento de la demanda nos parece estupendo. Por otro lado, en los últimos años se ha producido un mayor interés en este tipo de carreras debido a las enormes posibilidades que ofrece al salir de la Universidad y las oportunidades en otros países.

-¿Siemens tiene una cultura empresarial o laboral que la capacita para afrontar con mayor vigor este momento económico?

-En Siemens nos gusta hablar de crecimiento rentable a largo plazo. La innovación, la responsabilidad y la excelencia marcan nuestro día a día. Somos una de las empresas más innovadoras del mundo y creemos que el I+D+i es una palanca clave para conseguir el éxito. Nuestro esfuerzo en este terreno nos ha permitido convertirnos en la empresa que más patentes registra en Europa, 40 al día. Si fuésemos un país europeo, estaríamos entre los diez más innovadores -entre Bélgica y Suecia.

-Sus buenas expectativas contrastan con los contratiempos de un sector con intenso desarrollo como el de las energías renovables, que ha sufrido un frenazo en seco por la retirada de los incentivos públicos. ¿Mantiene la confianza en esa área de negocio?

-Por un lado, somos un paraíso para las renovables y uno de los principales productores de energías renovables del mundo y, por otro, tenemos una dependencia energética que ronda el 80%. Ante esta situación lo que necesitamos es, ante todo, seguridad jurídica para proteger las inversiones realizadas y garantizar el futuro del sector, que puede suponer una importante ayuda para la recuperación económica. Todos los expertos coinciden en señalar que debemos tender a un mix energético diversificado, eficiente, sostenible y acorde con la estrategia 20/20/20 de la UE, que permita disminuir la dependencia energética y ayude a la mejor convergencia de energías convencionales y renovables. En el diseño de este mix desempeña un gran papel la UE, ya que debe otorgar prioridad a las inversiones en infraestructura energética que hagan posible un aumento gradual de las interconexiones intraeuropeas con unos costes de inversión asumibles. Hemos de avanzar hacia un verdadero mercado europeo de energía. Para ello es primordial que pasemos del 3% de nuestra capacidad comercial de interconexión con el sistema europeo actual al 10% deseable. Además, se reduciría el efecto de «isla energética» y nuestro país podría convertirse en un socio estratégico de la UE en materia energética.

-Su actividad tiene una fuerte dependencia de la inversión pública. ¿Cómo han repercutido las reducciones drásticas de este apartado en los presupuestos de las distintas administraciones?

-Una de nuestras obligaciones es estar preparados para momentos como éste y compensar la caída de pedidos de las administraciones públicas con contratos con el sector privado. En sectores como el de la salud hemos visto cómo caían los pedidos, pero aumentaban los mantenimientos tecnológicos de alto valor añadido, ya que es necesario seguir utilizando las instalaciones en las mejores condiciones posibles. Por otro lado, el comportamiento de nuestro sector industrial está siendo muy positivo y su dependencia con las administraciones es prácticamente nula.

-La deuda de las administraciones con su compañía bate récords de cuantía y plazos. ¿Ha mejorado algo con los planes de saneamiento de los impagos públicos?

-Las mayores deudas que la Administración tiene con nosotros están vinculadas a la sanidad, aunque en Asturias estamos al día. Si queremos ser un país serio, debemos acostumbrarnos a cumplir con nuestras obligaciones y eso incluye pagar a los proveedores. Los programas que ha lanzado el Gobierno han dado buenos resultados y nos han permitido reducir la deuda que teníamos, aunque todavía tenemos que seguir trabajando en este campo. Esperamos no tener que volver a vivir situaciones como en el pasado.

-Ganan terreno los críticos con el desarrollo del AVE en las últimas décadas, que ha sido uno de los grandes puntales del negocio de Siemens en España. ¿Nos hemos pasado tanto como parece?

-El AVE español es una historia de éxito que nos ha permitido brillar a nivel mundial. En Siemens, hemos participado en el desarrollo de estas infraestructuras con la última tecnología y constantemente recibimos visitas de muchos países interesados en conocer los detalles. Hemos de saber aprovechar todo el conocimiento adquirido en este campo en los últimos años y exportarlo. El proyecto del tren de Alta Velocidad Medina-La Meca es un gran ejemplo de nuestra competitividad, la propuesta española se ha impuesto a la de otros países con una gran influencia en la zona. Este proyecto será un escaparate donde se mostrará hasta dónde somos capaces de llegar y nos puede abrir muchas puertas en iniciativas similares que se abran en el futuro.

-Usted habla de «industrializar» la sanidad. El concepto da un poco de miedo. ¿A qué se refiere?

-Los sistemas sanitarios se enfrentan a una situación de extrema gravedad. En la actualidad la atención a los mayores de 65 años y a los pacientes crónicos en general supone el 70% de los presupuestos de sanidad. Si no tomamos medidas adicionales, es previsible que este porcentaje se incremente de forma exponencial en los próximos años. El reto que se nos plantea ahora es conseguir una asistencia sanitaria de calidad a un precio que podamos permitirnos. Tenemos unos médicos muy buenos, que son el pilar de nuestra sanidad, y debemos trabajar para ayudarles a conseguir mejores resultados, a hacer su labor más fácil y eficiente. Y eso sólo lo conseguiremos si somos capaces de industrializar nuestro sistema sanitario. Se trata, en definitiva, de lo que todos queremos cuando padecemos un problema de salud: una respuesta buena, rápida y sin fallos.

-Tiene una perspectiva privilegiada sobre dos comportamientos colectivos que están en los extremos opuestos de esta crisis. ¿En qué es superior el modelo alemán sobre el español ?

-Yo no hablaría de modelos superiores o inferiores, sino de anticipación. Las medidas que hoy estamos tomando nosotros se implantaron en Alemania en 2002, dentro de un programa que llamaron «Agenda 2010», orientado a desarrollar una economía mucho más flexible y uno de cuyos puntos más importantes fue la reforma del mercado laboral. Eso permitió a las empresas reducir las jornadas laborales para adaptarse a la caída de la actividad sin despidos y así mantener la tasa de paro en el 5,4% actual. En Siemens, por ejemplo, 19.000 trabajadores redujeron sus jornadas en los peores momentos de la crisis. Otra de las grandes diferencias es su apuesta por la innovación. Alemania destina el 2,84% de su PIB a este campo frente al 1,33% de España y al 2,03% en el total de la UE. Los alemanes siempre han tenido muy claro que hay una correlación directa entre inversión en innovación y éxito comercial. En 2002, se decidió recortar las ayudas a la compra de viviendas y destinar parte de estos fondos a I+D+i, así como a incentivar la inversión por parte de las empresas, que ya aportan más de dos tercios de la inversión en este campo. Estas medidas ya están dando sus resultados y cerca del 11% de las patentes mundiales nacen en laboratorios alemanes.

-Pero la reforma laboral en España no funciona, estamos en unas cifras de paro históricas.

-Tendríamos que preguntarnos cuánto hubiera sido el paro si no se hubiera hecho la reforma laboral. En muchas sitios se están implantando las jornadas industriales, algo muy novedoso aquí, pero que en Alemania funciona desde hace mucho tiempo y que consiste en ajustar el ritmo de trabajo a la demanda. Esto permite que algunas fábricas se mantengan.

-Su sucesora en la presidencia de Microsoft en España, María Garaña, afirma que no tiene un trabajo, sino una forma de vida. ¿En su caso se da también esa continuidad sin fisuras entre lo laboral y lo personal?

-Creo que es importante tener un buen balance entre la vida profesional y personal. En mi caso, por ejemplo, tengo poco tiempo para estar con mi familia, pero cuando estamos juntos lo aprovechamos al máximo. Sabemos que se trata de un bien escaso y lo cuidamos como tal.

-En este momento hay varias mujeres al frente de grandes empresas, ¿esto es síntoma de algún cambio o sólo coincidencia?

-Es síntoma del cambio que supuso la entrada de la mujer a la educación. La mayor parte de las que estamos llegando a esos puestos estamos alrededor de los 50 años. En la generación anterior a la mía, la de mi madre, muy pocas mujeres llegaban a la Universidad. Poco a poco la mujer se ha ido incorporando al mundo de la educación y mejorando su formación. Al mismo tiempo desaparecen ciertos prejuicios sociales. Cuando tuve mi primer hijo, sentí cierta presión social para que dejara de trabajar. La forma en que ahora educamos a nuestras hijas ya no es la misma.

-Usted estuvo un año alejada de la alta dirección. ¿El vértigo de la dedicación impone paradas obligadas?

-Yo creo que sí. Reconozco que es un lujo, que no mucha gente se lo puede permitir, pero para mí era también una necesidad de reponerme físicamente y de refrescarme para «repensar» un proyecto ilusionante. Éste es precisamente el proyecto que estoy aplicando en Siemens. Cuando ocupas durante mucho tiempo un alto cargo, puedes llegar a perder la perspectiva y quizá sea bueno dar un paso atrás para ganarla otra vez y pensar cómo mejorar. Estas paradas sirven asimismo para reconocer el esfuerzo de todos aquellos que nos han acompañado en nuestra travesía y a los que a veces no podemos dedicarles todo el tiempo que quisiéramos. Invertí mi tiempo en leer, en estudiar economía y estrategia y financiación de empresas, en ponerme al día de nuevas tendencias y del detalle de la realidad; seguí siendo consejera de Banesto y de Bolsas y Mercados. En definitiva, fue un tiempo muy aprovechado en el que además recuperé la salud.

-¿Qué le aporta su formación como matemática a la gestión empresarial?

-Pasión por los números, curiosidad, puntualidad, concreción y la necesidad de medir. Creo que para mejorar es importante medir y saber si estamos cumpliendo con lo propuesto.

-Usted que conoce los dos sectores, ¿qué diferencias hay entre una compañía tecnológica como Microsoft y otra con arraigo industrial como Siemens?

-Son compañías distintas, innovadoras y que trabajan en la mejora de la sociedad y la calidad de vida de los ciudadanos. Estoy muy orgullosa de desarrollar mi carrera en ellas y me quedo con todo lo bueno que hacemos para crear un mundo mejor.