Onís está atrapado en una pinza turística. De un lado, aprieta Cangas de Onis y, del otro, Cabrales, las dos “superpotencias” de los Picos. En medio, un concejo que era de paso y de pastores, y que no rentabilizaba ese flujo de visitantes y turistas. Se notó en la demografía. Si a lo largo del siglo XX, la caída de población de Cangas de Onís fue del 26,5% y la de Cabrales del 53,5%, en Onís esa cifra llegó al 66%. Este municipio que ahora tiene 729 habitantes está intentando retener a parte de ese flujo de visitantes que riega la comarca entre la cueva de la Santina y el Urriellu. Ahora ya cuenta con el doble de plazas de alojamiento que de habitantes. Además, ha encontrado en el gamonéu del valle un pequeño sector agroindustrial que cada día va a más y reclama, dentro de un nuevo plan de turismo sostenible, una nueva vía de acceso rodado al parque, desde Demués, pero sólo con vehículos eléctricos. Es la tercera vía que sigue Onís.