Oviedo,

Azahara VILLACORTA

«Yo no tengo miedo a nada. Tengo hechos los deberes». Aunque se declare intrépido, a sus 31 años, el langreano Paulo González ha empezado a sentir sobre sus hombros la responsabilidad de garantizar con éxito la aplicación de la ley de Dependencia en Asturias. El nuevo director general de Prestaciones y Servicios de Proximidad del Principado es dueño de una carrera política vertiginosa forjada «a base de mucho trabajo» que este año le ha dejado sin vacaciones solidarias en Guatemala. Otro de sus quebraderos de cabeza es el salario social. La renta mínima de inserción, que se convirtió en uno de los puntos de fricción entre PSOE e Izquierda Unida la pasada legislatura, no cumple, sostiene, su propósito principal: propiciar la integración social de sus beneficiarios.

lLos primeros pasos de la ley de Dependencia. Tenemos casi 9.000 solicitudes, de las que más de la mitad están valoradas. 52 valoradores están trabajando a un ritmo frenético. Esta semana van a empezar a elaborar y enviar los dictámenes. Una vez enviados, el señor, o la señora, va a tener una carta oficial que le diga: «Usted tiene este grado y nivel de dependencia». Eso te garantiza un derecho y establece por ley tu situación. A partir de ahí, se van a reunir los órganos elaboradores del plan individualizado de atención (PIA), que, según tu grado y nivel, van a establecer los servicios y, en su caso, las prestaciones económicas que necesitas.

lLos requisitos. Desde que se envía la resolución hasta que se reúne el PIA, el beneficiario tiene que enviar a la Consejería toda la documentación relativa a sus ingresos y a su situación económica. Tiene un mes para hacerlo a partir de esta semana.

lEl poder de decisión de los dependientes y sus familiares. Antes, los profesionales tenían un peso específico a la hora de decidir qué servicios te iban a dar. Ahora, la ley permite al beneficiario y a su familia ser escuchados a la hora de valorar sus necesidades. Todo va a estar vigilado por unos equipos profesionales, evitando así que se den servicios o prestaciones que pueden ser muy cómodos para la familia, pero que no son los que más necesita el dependiente.

lLa fórmula del copago. Esta semana quedarán también establecidos los criterios que vamos a utilizar a la hora de decir qué porcentaje del coste de los servicios deben asumir los usuarios y cuál la Administración. Y qué deducciones de las diferentes prestaciones económicas vamos a establecer. El objetivo fundamental es el de la propia ley: es una ley universal. El copago es la piedra angular del sistema. Si nos equivocamos ahí, nos cargamos el sistema. No puede quedar nadie excluido ni por abajo, ni por arriba. Sería un error gravísimo que las capas más altas económicamente hablando, las clases medias y altas, pudieran quedar fuera del sistema. Si nos equivocamos en el copago, podemos estar haciendo un sistema para pobres. Todos los usuarios van a comer lo mismo, van a tener la misma calidad y a disfrutar de los mismos servicios. Copaguen más o menos.

lDinero de bolsillo. Hay que garantizar que todo el mundo tenga un dinero para sus gastos personales: si vas a una residencia, el dinero de bolsillo será menor, porque tienes muchos gastos ya cubiertos; pero si vas a un centro de día o tienes una ayuda a domicilio, esa cantidad será mayor. Si establecemos mal los porcentajes de copago, quedará, por abajo, mucha gente que no podrá acceder porque no tiene dinero para seguir viviendo o, por arriba, gente que se irá al ámbito privado o al del mercado negro: la chica que te cuida en casa que no cotiza.

lEl encaje de la norma en los Presupuestos regionales. La Administración va a garantizar esos servicios y esas prestaciones, que nadie se quede fuera. El Gobierno regional es el órgano que más se va a implicar en que haya los recursos para poner la ley en marcha. Pero hay que ser conscientes de que, desgraciadamente, el Ejecutivo autonómico no aprueba los Presupuestos.

lLas críticas a la tardanza en el pago de las ayudas. Cuando se habla de plazos en asuntos tan delicados como éste, en el que la gente lleva muchísimos años esperando por una ayuda, entiendo que haya incertidumbre, pero también una serie de cuestiones previas. Por ejemplo, procurar que no sea más fácil obtener un determinado grado y un nivel de dependencia en Llanes que en Taramundi. De todas formas, las prestaciones económicas serán excepcionales. Sólo se darán en aquellos casos en que se valoren que es el recurso que más ayuda. En 2007 se empezarán a cobrar las primeras, que corresponden a los grandes dependientes: grado 3, nivel 1. Las de grado 2, nivel 2, a partir del 1 de enero.

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