Oviedo, Javier CUERVO

Ramón Vargas-Machuca, catedrático de Filosofía Moral y Política, ex profesor de la Universidad de Yale y antiguo diputado socialista, ofrece una conferencia mañana, en el hotel de la Reconquista bajo el título «Indicios de la calidad de la democracia».

-¿Qué calidad democrática tenemos en España?

-Aceptable pero manifiestamente mejorable.

-Usted habla de indicios de calidad democrática.

-Oí hablar de calidad democrática y me puse a indagar años si había indicadores. La calidad está de moda para la industria o la sanidad pública y se mide por indicadores, pero para la democracia había poca literatura, y no se podían aplicar indicadores precisos. Por eso hablo de indicios, un conjunto de elementos que pueden decir si una democracia vale o no. Según algunos indicios, la democracia española funciona bien.

-¿Qué indicios usa?

-El Estado de derecho, el funcionamiento de la cohesión de España, la representación, la inclusión, la sociedad civil, la cultura política...

-Funcionamiento del Estado.

-Comprobando sus diferentes niveles, si las leyes no son papel mojado, si los principios de la Constitución se aplican, si hay división de poderes, si las agencias independientes, como el Tribunal de Cuentas, no están copadas por los partidos, aunque sean nombradas por el Parlamento...

-¿Cómo funciona la representación política?

-Debería mejorar: la capacidad de los ciudadanos de controlar al Gobierno entre elecciones es baja.

-Principio de inclusión.

-Ahora somos muy sensibles a dar influencia a los sectores que nunca han contado. Hay ampliación de los derechos sociales, preocupación por la situación de la mujer o por la inmigración...

-Agencias independientes.

-No se trata sólo de que estén o no estén copadas por los partidos, sino de que funcionen bien. El Consejo de Estado es un organismo consultivo para el Gobierno, funciona bien y es adecuado, pero no hay que tomar a título de inventario las opiniones de este tipo de organismos. Otro elemento importante es la relación entre la sociedad civil y los organismos políticos.

-Calidad de la cultura política.

-Hay que pertrechar a los ciudadanos de cultura política. Piénsese en la asignatura de Educación para la Ciudadanía. ¿Cómo no le va a interesar a cualquier partido que se estudie cuando estamos en un proceso de manipulación política? Esta democracia liberal y constitucional necesita ciudadanos virtuosos para funcionar en el siglo XXI. Si no, irá languideciendo, no porque tenga enemigos, sino porque necesita seguidores. Me interesa también el fenómeno de la oposición.

-¿Cómo lo ve?

-La oposición debe tener información y oportunidades para fiscalizar al gobierno, pero para su credibilidad no debe estar siempre sobreactuando su negatividad. La oposición es una institución y eso se muestra siendo severa y crítica pero, al tiempo, con disposición a producir acuerdos y asumir responsabilidades. En España el enfrentamiento del PP y el PSOE ahora es descorazonador. Rige que el triunfo de uno ha de ser la aniquilación del otro.

-Política y medios de comunicación.

-Es otro indicio preocupante cuando hablamos de manipulación, de cómo se maneja el caudal de información disponible, cuyo mal uso deja a los ciudadanos inermes. Gobernar no es decidir sin más. Para decidir hay que tener información solvente. Las dos tendencias hoy son que el Gobierno tiene voluntad de controlar los medios públicos o que los medios privados intentan imponerse al Gobierno.

-La cohesión de España es un indicio. ¿Cómo lo ve?

-Confuso. Hay muchos errores conceptuales. El debate no es la unidad frente a la diversidad, sino la cohesión. La comunidad política de referencia tiene que seguir siendo el Estado, que debe producir tanta descentralización como sea necesaria y como sea demandada sin perder coordinación. La confusión se origina en el diseño del artículo octavo de la Constitución, intencionadamente borroso para que se sintieran cómodos los partidos nacionalistas.