Presidente de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico

Oviedo, Raquel L. MURIAS.

El geólogo Jorge Marquínez, presidente de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, trata de dar carácter de normalidad a las riadas que afectaron a Asturias en junio pasado. Sabe que es algo que ocurre cada cierto tiempo en la región. No en vano, fue uno de los técnicos que participaron en la elaboración de la cartografía de zonas inundables del Principado, un documento que deja poco margen a la sorpresa.

-Las crecidas de junio en Asturias arrasaron varias zonas de Asturias. ¿Faltó previsión?

-Yo soy muy crítico con quien dice que las inundaciones fueron devastadoras. Basta ver lo que ocurrió en Francia, con la misma situación meteorológica que desató aquí las lluvias torrenciales fallecieron 29 personas. Las riadas de Asturias fueron malas, pero de gravedad limitada y de daños contenidos. Eso sí, son las mayores desde que se registran datos, pero es que sólo se miden caudales desde los años 90.

-El PP les acusa de haber favorecido la virulencia de las riadas, dicen que ustedes no mantienen los cauces limpios y que se pudo restar fuerza a las inundaciones.

-Eso no es cierto, es como decir que para que gane la selección hay que tener el vestuario limpio. Pues sí, pero no por tener el vestuario limpio se va a ganar el partido. En 2009 acometimos en Asturias obras por más de 5 millones, más de lo que invirtió el PP en dos legislaturas. Nunca se había hecho tanto. Eso sí, comprendo que las personas que han visto sus casas inundadas se quejen y comprendo que pidan más obras, pero no se puede engañar a la gente; si vienen riadas, hay que estar en lugar seguro. Es como cuando uno va a la playa, a nadie se le ocurre dejar la toalla en la orilla, donde sabe que sube la marea, y marchar tranquilo al chiringuito. Lo que está claro es que hay que evitar que se siga construyendo en zonas inundables.

-¿Algo positivo que se pueda derivar de esta riada?

-Pues lo hay. Las crecidas de los ríos han devuelto muchísima arena a las playas que están perdiendo sedimentos. Las crecidas son algo natural y son necesarias para muchas cosas, entre ellas para mantener las playas.

-¿Cuál es la prioridad ahora de la Confederación?

-Nuestra prioridad ahora es conseguir hacer una buena predicción, atender las emergencias con limpiezas y atender aquellos puntos donde puede haber obstrucciones en puentes, que pueden ocasionar peligros. También estamos trabajando en el bajo Sella, porque es una zona que vive del turismo y necesita una pronta recuperación para continuar con su actividad turística. Durante el verano llevaremos a cabo el grueso de las limpiezas para llegar al otoño con el trabajo terminado. Hay que tener en cuenta que otoño es una época en la que se suelen producir inundaciones y hay que estar preparados. Otra de nuestras prioridades es seguir firmando convenios con los ayuntamientos para que califiquen las zonas inundables como terreno no urbanizable.

-¿Se plantean demoliciones dentro de esas 25.000 edificaciones que hay en Asturias en terrenos con riesgo de inundación?

-No queremos demoler. No se puede llegar a zonas como Ribadesella o Arriondas, donde hay núcleos consolidados, y optar por derribar. Lo importante y necesario es acometer obras de encauzamiento y reforzar las defensas de los ríos para impedir que las inundaciones se produzcan o, al menos, evitar las más posibles. Eso sí, si tenemos una partida para acometer un encauzamiento y nos encontramos con un obstáculo, una cuadra o un hórreo, no podemos dejar de ejecutar una obra de interés general por no demoler esas infraestructuras que, además, están construidas en zonas con peligro de inundación.

-¿Los mapas de inundabilidad son fiables?

-Sí, no nos hemos llevado ninguna sorpresa. Gracias a esta cartografía y a los datos que nos proporcionó el centro de cuenca pudimos hacer una buena predicción. Se hicieron setenta comunicados a la Delegación del Gobierno, a Bomberos de Asturias y al 112 en menos de veinticuatro horas.

-¿Tanto llueve en Asturias o se sigue necesitando agua?

-Asturias sigue necesitando agua y agua de calidad. Aunque llueva mucho, ahora sabemos que en el verano puede haber problemas, aunque a lo mejor resulta que en éste no los hay. Por eso tenemos que trabajar para poder garantizar el suministro. Sobre todo, en el área central.

-¿Cuándo se conocerá el resultado del estudio de alternativas de Caleao? ¿Será el pantano finalmente la solución adoptada?

-No quiero dar fechas. Se está haciendo un estudio minucioso, porque, cuando llegamos a la Confederación, Caleao era la única solución propuesta. Las alternativas están ahí, y cuando esté finalizado el informe, se decidirá. Es una cosa que no es urgente, pero en la que no se ha dejado de trabajar. Pero no quiero hacer ruido sobre esto, el problema del área central es un problema serio. Nos sobra agua a espuertas en invierno, pero nos falta en verano.

-¿Cuánto dinero se ha gastado en esos estudios mientras se decide la solución para el centro de Asturias?

-Unos dos millones de euros.

-Usted sacó adelante el trasvase de Arbón en Occidente, ¿se podría conectar con el centro y hacer una autovía del agua?

-El proyecto no lo contempla. Es más, en un principio se barajó la posibilidad de conectar a Cudillero, pero ya se ha desechado. La idea de Asturias no es hacer una gran autopista del agua. La canalización de Arbón fue un acierto y este mes comenzará a funcionar.