Oviedo, R. L. MURIAS

A Elías Suárez le apasionan los osos, por eso hace seis años decidió «alistarse» en la Fundación Oso Pardo (FOP) y meter la cabeza de lleno en lucha por la conservación de la especie. Él también nació en zona osera, en Cangas del Narcea, y casi se puede decir que es algo que lleva en las venas.

El pasado jueves, en medio de la rutina diaria de echar un ojo para ver si se detectaba la presencia de algún animal en el parque de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, Elías Suárez vio a un osezno entre las ramas. «Iba yo solo y en seguida me percaté de que el animal no caminaba bien, así que me acerqué y ya le vi que tenía una herida enorme en la zona trasera», relata. Aquel animalín era una osa de apenas quince meses de edad que había sido agredida por un oso mayor. «La seguí, me acerqué unos diez metros y le corté el paso. Entonces le hablé suave, porque estaba muy nerviosa», cuenta Suárez, emocionado ahora que sabe que él también ha tenido parte en un final feliz. «Tranquila, voy a salvarte», le susurró el guarda de la FOP a la osina.

Elías Suárez llamó a Guillermo Palomero, presidente de la FOP, y a sus dos compañeros, que como él andaban patrullando por la zona. José Manuel Ramón y Luis Fernández, guardas de la FOP y de Villablino (León), salieron como tiros en busca de su compañero. «Venid para acá que acabo de encontrar una osina herida», les alertó Suárez, que asegura que le gusta el nombre de «Lara» para la osa, porque «recuerda al pueblo donde la encontré, en Lerón». Los guardas de la FOP sienten estos días la bocanada de aire fresco que provoca ver el resultado de un trabajo bien hecho. «Lara» mejora en la clínica y ellos seguirán afinando bien la vista.