Villaviciosa / Pravia,

Álvaro FAES

Ataques indiscriminados a la derecha, sin distinguir entre Foro y el Partido Popular, porque para los socialistas «son lo mismo», y una encendida defensa del sistema público (administración, sanidad y educación) fueron los puntos de apoyo del PSOE con motivo de la visita a Asturias de su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba.

El líder de la oposición tomó la palabra en Pravia, y al primer minuto ya atacaba duro. «Foro y el Partido Popular son lo mismo, piensan lo mismo, votan lo mismo y defienden lo mismo. La única diferencia entre ellos es que se pelean por el poder en Asturias y no por los asturianos y su bienestar». Para el problema, Rubalcaba propuso, a la muy animada concurrencia en la Casa de Cultura praviana, una solución. «Tenéis una ventaja. A diferencia del resto de España, os los podéis quitar de en medio antes».

Obviamente, pidió el voto para el candidato asturiano de su partido, Javier Fernández, que pilotaría «un gobierno de izquierdas, estable, solvente y de justicia social». Al PP y Foro les mandó a otro lugar a resolver sus diferencias. «Los líos internos se arreglan muy bien en la oposición. Que solventen allí sus problemas».

Aún no llovía cuando, a eso de las once y media de la mañana, Rubalcaba y Javier Fernández se dieron un breve paseo por Villaviciosa. Incluyó visita a las Jornadas de les fabes, con duras pruebas para el estómago antes del mediodía, saludos aquí y allá y besos y abrazos, en esas bajadas de los políticos junto a los mortales para, suelen decir, tomar el pulso a la calle.

Fue en el mitin de Pravia cuando comenzó la descarga de artillería. Ataques a los rivales políticos y a su forma de entender la política. «No es la crisis, es la derecha», repitió machaconamente Pérez Rubalcaba para señalar el sesgo ideológico en las decisiones de los populares. «Es la derecha la que con una mano sube las pensiones el 1 por ciento y con la otra les aplica retenciones del 1,2. Son ellos quienes reducen ayudas para libros de texto en Galicia, dejan sin calefacción los colegios en Valencia, o llegan al gobierno de Castilla-La Mancha y cierran los pisos de acogida de mujeres maltratadas. No les escuché prometer eso en la campaña electoral. No es la crisis, es la derecha».

Entregado el auditorio praviano, medio millar de simpatizantes, todas las butacas ocupadas y mucha gente agolpada en pasillos, Pérez Rubalcaba y Javier Fernández pisaron el acelerador de la crítica.

Les animaron el alcalde praviano, Antonio Luis Solar, y la «número uno» socialista por el Occidente, María Jesús Álvarez. «Es necesario acabar con la pesadilla de Cascos y los suyos», alentó de inicio el regidor y presidente de la Federación Asturiana de Concejos. Subió el nivel la ex presidenta de la Junta. «Tenemos un gobierno ni-ni. Ni está, ni se le espera. Y caudillista porque Cascos sabe mandar, pero no gobernar. Es un presidente soberbio, que piensa que con 16 diputados puede actuar como si tuviera mayoría absoluta».

Javier Fernández avivó el fuego, cuando dijo, en referencia a Foro Asturias y al PP, que no eran partidos. «Son riña, crisis y rencores, donde todos hablan mal de todos y eso es en lo único que tienen razón».

Cuando Rubalcaba tomó la palabra, el ambiente ya se aproximaba a la ebullición. Tomó el copago sanitario como una amenaza real, pese a las negativas del propio Mariano Rajoy. «Por qué debo creerles cuando lo propuso el presidente de Murcia, que ahora calla, y lo han apoyado en Cataluña», donde los populares dieron su voto a CiU para poner la medida en marcha.

Rubalcaba lo bautizó como «el impuesto de los enfermos». «Pero nosotros pensamos que es mejor subir las tasas a los que fuman que el copago».

El PSOE encontró ayer en el temor a que el PP se abrace al copago como una solución para la crisis un filón para debilitarles a una semana de las elecciones, además de la reforma laboral, que es la medida efectiva de Rajoy que más utilizan sus rivales para desgastarle. «Es una reforma que plantea a los trabajadores elegir entre sus derechos o el empleo», criticó con dureza Rubalcaba. Cree el secretario general que es una medida que «rompe con el diálogo» y que «obliga a los padres a dejar su trabajo por poco para que los hijos tengan un contrato precario». Volvió el jefe de la oposición al criterio ideológico para justificar la decisión del PP. «Si fuera por la crisis, no habrían sembrado inquietud abaratando el despido. Cuando hay inquietud se consume menos y se arriesga la paz social. Lo hacen porque esa es su ideología. Lo que quieren es despedir».