Candás, L. Á. VEGA

Las playas de Carreño olían ayer a gasolinera mientras los operarios de limpieza se afanaban por eliminar las manchas de galipote dejadas por el vertido de la térmica de Aboño. Hasta veinte toneladas de arena mezclada con fuelóleo retiraron los 66 empleados de TRAGSA y otros organismos movilizados para esta penosa labor. A pesar de este esfuerzo, que se prevé largo (alguno de los operarios habló de un mes, incluso de todo el verano) hay lugares, como el pedrero, entre la playa de la Palmera de Candás y les Carranques de Perlora, en los que será difícil eliminar las viscosidades y tendrá que fiarse la limpieza al poder de la mar. El riesgo de que el galipote llegase a las costas de Gozón, una posibilidad cierta a lo largo de la mañana, se esfumó al empezar a soplar viento del Oeste, que podía empujar el fuel hacia el Este, hacia Gijón. Los helicópteros de Bomberos de Asturias y Salvamento Marítimo, así como las embarcaciones de este servicio, escrutaron el mar durante horas ante esta amenaza sobre las concurridas playas gijonesas. Sin embargo, el fuel quedó ceñido a los 7 kilómetros de costa entre el faro de Candás y la ría de Aboño.

El aspecto de los arenales era ayer por la tarde mejor que el que presentaban anteayer, martes, como indicó alguno de los bañistas que, pese al cierre de las playas, se acercó al espigón que divide la Palmera de Candás para tomar el resol, antes de la tormenta que cayó a media tarde.

Sin embargo, hay quien compara este vertido con el del «Prestige», que ennegreció la costa cantábrica en 2003. Los pescadores recuentan pérdidas, aunque a última hora de la tarde de ayer se retiraron las barreras de contención situadas a la entrada del puerto de Candás y se habilitó un paso para embarcaciones.

Los hosteleros temen haber perdido la temporada de verano. Alguno piensa incluso en frenar las contrataciones que tenía previstas ante un posible bajón de las reservas. Los vecinos, concretamente la asociación «El Tranqueru», de Xivares, denuncian que el desastre se veía venir, ya que el Principado no exigió a Hidrocantábrico (HC) tener previstas medidas como una balsa de contención para el caso de un vertido, y conminan a un riguroso programa de restauración ambiental de las playas y pedreros afectados.

El mismo que le ha exigido la consejera de Medio Ambiente, Belén Fernández, según manifestó ésta ayer por la tarde, mientras visitaba la playa de Xivares con el alcalde de Carreño, Ángel Riego. Unas horas antes, en Candás, la portavoz del PP en la Junta, Mercedes Fernández, había afeado a la consejera que no se hubiese personado en la zona del desastre en toda la jornada del martes, mientras alababa que se hubiese acercado el consejero de Presidencia y de Fomento, Guillermo Martínez.

Belén Fernández se entrevistó primero con los integrantes del centro de crisis destacado en Candás, donde recibió la buena noticia de que las manchas de fuel estaban muy diluidas, y sólo se apreciaban irisaciones oleosas, no las sólidas y viscosas «galletas» de galipote. Una vez en la playa de Xivares se atrevía a mostrar cierto optimismo, siempre con la debida reserva.

Fernández negó que HC hubiese sido negligente, ya que los fallos del sistema que provocaron el vertido de 10.000 litros de gasóleo no hubiesen podido ser detectados en una inspección normal de las instalaciones. Además, «la empresa ha estado muy activa, muy diligente a la hora de proveer de los medios adecuados para atajar de una manera rápida las consecuencias ambientales de este lamentable vertido», añadió.

No obstante, la Consejera indicó que el grupo energético tendrá que apechar con las consecuencias del derrame. «Quien contamina paga y, por tanto, quienes son responsables de la instalación deben responder por ello, y además tienen que reparar y tienen que evitar que en el futuro se repita», indicó.

La empresa deberá asumir las indemnizaciones por las pérdidas de pescadores y hosteleros, y restaurar ambientalmente los enclaves deteriorados por la marea negra. Se le exigirá asimismo garantizar la estanquidad de la red de drenaje de la térmica de Aboño por la que el fuel se escapó al mar. Y no podrá evitar una sanción administrativa por infracción medioambiental.

Los grupos del Parlamento regional no han desaprovechado la circunstancia del accidente. Mercedes Fernández indicó que la consejera de Medio Ambiente «debe dar explicaciones». Y calificó la actitud de HC de «opaca y rayana en la vulneración de la ley» por no haber informado desde el primer minuto del vertido. Además, resaltó el ofrecimiento de ayuda al Principado por parte de la Delegación del Gobierno. El grupo parlamentario de IU registró una interpelación urgente al Consejo de Gobierno para conocer «las causas y consecuencias» del vertido. «No podemos consentir que la ría de Aboño se convierta en una alcantarilla sin control», indicó por su parte Ignacio Prendes, diputado regional de UPyD, formación que ha exigido la comparecencia de los consejeros de Fomento y Medio Ambiente. Incluso Foro Asturias se pronunció sobre este asunto. «Vamos a tener fe de que el vertido se quede donde está y no llegue a Gijón», indicó el concejal de esta ciudad Fernando Couto.

Hoy, jueves, continuarán los trabajos de retirada del galipote en la costa de Carreño y de nuevo volverán a verse operarios vestidos con monos blancos raspando la superficie de las playas con palas y espátulas, una estampa demasiadas veces repetida desde el aciago vertido del «Prestige». Lo terrible es que la masa viscosa ha penetrado en algunas zonas de arena hasta unos diez centímetros, lo que dificulta una limpieza que se anuncia larga y laboriosa.