Oviedo, Sara ARIAS

La osa «Jimena» no volverá a campar libre y a sus anchas por los montes de León. El esbardu, que fue hallado huérfano en abril, en Páramos del Sil (León), murió ayer durante el operativo de traslado que iba a devolverla a su hábitat natural tras seis meses de cautividad en el Centro de recuperación de animales silvestres de la Junta de Castilla y León, en Burgos. Según informa la Consejería de Medio Ambiente castellano y leonesa, el cadáver de «Jimena» se encuentra ya en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León, donde en el departamento de Anatomía Patológica le realizarán la necropsia.

El operativo organizado por la Junta de Castilla y León, en el que participaron 14 personas, que pretendía reinsertar a la osa en el medio natural, comenzó a las nueve de la mañana. «Jimena» estaba monitorizada y sedada, aunque permanecía en estado de semiconsciencia. También llevaba implantado un transmisor para su posterior seguimiento. En el trayecto, se realizaron dos paradas. Una primera en Saldaña, donde certificaron sus buenas condiciones y su estado normal. Y una segunda cerca de Riaño, en la zona donde la iban a soltar; allí fue cuando los veterinarios certificaron que la osa estaba muerta. Desde la Junta de Castilla y León lamentan profundamente la pérdida de este ejemplar de oso pardo cantábrico, según informa la Consejería.

«Jimena» (que tomó su nombre de la reina consorte de Asturias, esposa de Alfonso III el Magno) fue hallada huérfana con tan sólo cuatro meses de vida y 4,8 kilos de peso. Fue la cría de oso más joven hallada en España. Tras un operativo ineficaz de búsqueda de su madre, se decidió que el esbardu pasase a la tutela de la Junta de Castilla y León, por lo que fue trasladada al centro de recuperación de la fauna burgalés, donde creció durante los últimos seis meses hasta alcanzar un peso de 36 kilos.

Durante el tiempo que pasó en cautividad la osa no tuvo contacto con los humanos, mostró siempre un carácter «fuerte, agresivo y esquivo». Todo parecía indicar que su reinserción en el medio natural marcharía sobre ruedas. Se alimentó de carroña y frutos de temporada, que los cuidadores le dejaban en el recinto donde vivía para que los buscase. Con esta serie de medidas pretendían que la osa fuese independiente a la hora de su liberación.

La población de oso pardo cantábrico, especie en peligro de extinción, pierde ahora a «Jimena» cuando hace sólo dos meses también se quedó sin un oso macho adulto en Asturias. El plantígrado estaba atrapado en un lazo furtivo y murió durante las labores de rescate en Porley, en Cangas del Narcea. Según la necropsia, falleció por la herida del cable. Con la muerte de «Jimena», se suma un nuevo revés para la recuperación de la especie.