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Elena González y Elsa Martínez.A. M. Serrano

El sueño cumplido de acercar Otur y Villapedre

La apertura del último tramo de la Autovía del Cantábrico en el Occidente permite viajar desde Navia a Oviedo en una hora

Son las diez y media de la mañana de un martes laborable. Álvaro García López toma el segundo café de la mañana en el restaurante que fundaron sus padres en 1935 en la conocida como "recta de Otur" de Valdés (carretera nacional 634). Esta mañana no es una mañana más. El café es más tranquilo porque los camareros no sufren, la barra no está llena de trabajadores que piden un café rápido y pelean contra el reloj. La autovía del Cantábrico ha llegado y con ella, el silencio y la ausencia de esas visitas que tiene un negocio hostelero a pie de carretera. "Por una parte me digo: mira que bien estamos así, ahora esto es lo rural puro, no habrá atascos a la entrada de los pueblos ni en los accesos a las playas", dice García.

Álvaro García pertenece a una familia de cocineros destacada. En Valdés su negocio tiene nombre, "por la solera que le dieron mis padres", matiza. Él confiesa ser un hombre optimista y quiere seguir siéndolo ahora que el tráfico ya no pasará junto a su negocio pues hace dos días abrió el tramo Otur-Villapedre de la Autovía del Cantábrico (A-8), el que más tramitación necesitó del trazado occidental y que deja a Otur, entre otros pueblos de los concejos de Valdés y Navia, sin apenas circulación.

En la recta de Otur, Álvaro García jugaba a las chapas de niño. En los años cincuenta la nacional 634 era la única vía costera que comunicaba el occidente asturiano con el centro. "Podíamos jugar en la carretera porque aquí no había nada de nada". Han pasado décadas desde aquella estampa y ahora casi podría repetirse porque la mayor parte de los conductores deciden seguir por la Autovía.

Se estima que por el tramo de nacional 634 que une Otur y Villapedre pasaban a diario casi 12.000 vehículos. Ahora, la mayoría lo hace ya por la esperada A-8. El tramo entre Navia y Valdés acorta las distancias. A las capitales de concejo, Luarca y Navia, las separan en tiempo unos diez minutos. A Ribadeo desde Luarca se tarda en llegar media hora. Si se mira hacia el centro, el trayecto Navia-Oviedo roba al conductor algo más de una hora.

"Es un sueño", dice la presidenta de la asociación de vecinos de Otur, María Asunción Iglesias. En Otur los vecinos llegaron a ser muy escépticos con la finalización de una obra que empezó a gestarse en 1994 y para la que si dieron varios plazos. Todos políticos "y ninguno real", dicen. Aquel año (1994) se iniciaron los trámites del proyecto. Se interrumpieron en 2005 a golpe de sentencia judicial.

La cooperativa La Oturense, emblema del campo en la comarca, logró parar los trabajos en los tribunales. El trazado diseñado bajo la tutela del ministro asturiano de Fomento Francisco Álvarez-Cascos afectada "sobremanera" al desarrollo y mantenimiento de la industria ganadera y agrícola por cruzar terrenos de provecho. "Partía en dos el pueblo". Javier Fernández, gerente de la cooperativa de entonces, recuerda bien aquel proceso. "En ese momento teníamos que luchar, pero también estamos contentos de que llegue el desarrollo", dice. Como su vecino Álvaro García pone sonrisa al recién estrenado trazado, 9,3 kilómetros que pondrán en parte fin al "tradicional aislamiento de esta zona de Asturias". Para los asuntos del campo, ahora Fernández ve beneficios. "Nos acerca, nos hace estar en el mercado y, en ese sentido, ser más competitivos y crecer". Fernández hace estas declaraciones en el mismo edificio donde se cursó la demanda que logró alejar el tramo al sur (a la falda de la montaña) e impidió que se partieran en dos las poblaciones que pueblan esta zona de Valdés. Y desde ese despacho de reuniones observa el actual trazado, al fondo.

La cooperativa ya no es la misma. Ha sufrido cambios importantes. La adaptación a los tiempos y la necesidad de los ganaderos de unirse creó Campoastur, un conjunto de cooperativas asturianas. "Esta autovía nos dará oportunidades porque habrá más comunicación con nuestros clientes y con nuestras sedes. Ocurrirá en todos los ámbitos", destaca.

La carretera nacional 634 (de la que la sede de la cooperativa dista escasos metros), sufrió la última reforma en 1986. Desde entonces no hubo grandes inversiones salvo en mantenimiento y por acontecimientos sobrevenidos e inesperados. 2010 dejó uno de ellos. Ese año marcó la historia de las comunicaciones en la comarca occidental asturiana. El temporal de intensas lluvias dejó una "zona cero": El Bao. El río Barayo (que ahora salta el viaducto del mismo nombre de la Autovía del Cantábrico) pasaba bajo la carretera nacional 634 a través de dos tubos. La crecida del río tras las fuertes e intensas lluvias y el material que se acumuló en las canalizaciones creó tapón y dejó el valle inundado. La administración pública optó por su derrumbe y por desviar el tráfico por una carretera secundaria.

Manuel Pérez vive en el valle de El Bao, que se inundó en 2010. Él y su familia tienen allí dos casas. Desde ambas viviendas puede ver el viaducto de El Bao, la infraestructura más vistosa del tramo Otur-Villapedre de la autovía. Manuel Pérez creó y presidió una plataforma para recuperar la carretera N-634 en El Bao mientras se construía la autovía. Este colectivo "ya no es necesario", dice. Su disolución se tramitará en enero. "Siento poner la crítica a todo -dice Pérez-, pero el viaducto tiene cinco zapatas y el ruido de los camiones al pasar es tremendo", critica.

Quiera o no Manuel Pérez, en El Bao respiran tranquilos. La travesía que divide al pueblo era de paso obligado para todo el tráfico que circulaba por la costa occidental asturiana en dirección a Lugo o a Oviedo. Es decir, de nuevo unos 12.000 vehículos, de los que, estima el Ministerio de Fomento, el 20 por ciento eran vehículos pesados.

Elsa Martínez asegura que el fin de las obras de la Autovía en el Occidente "sólo puede beneficiarnos". Trabaja en Otur, pero es de La Caridad. "Y estoy encantada. Viajar por autovía es cómodo, es más seguro, te da más confianza", explica. Anteayer por la noche pasó por el nuevo tramo después de la visita de la ministra Ana Pastor. Trataba de comprobar si adelantaba algo de tiempo en su vuelta a casa. "Y lo cierto es que estamos más cerca, mejor". Su compañera de trabajo, Elena González, también cree que las comunicaciones son fundamentales para el futuro de la comarca. "Ahora algunas personas igual se plantean vivir en la zona rural aunque se trabajo esté en Oviedo".

Con Navia como punto de partida, el trayecto a Oviedo se reduce considerablemente. El Bao era una "zona cero" por algo: estaba limitada a 60 kilómetros por hora. La recta de Otur es tramo de concentración de accidentes y en la recta de Villapedre también hay limitaciones, 60 por hora. Esta semana ya no es obligatorio circular por estos tramos de la nacional. "un alivio", añade Elsa González.

Desde las glorietas de acceso de Navia y Valdés a la Autovía (Salcedo en el caso naviego, Vistalegre en el valdesano), el tramo Otur-Villapedre se hace en siete minutos. "Pensamos que no iba a llegar nunca, que Navia y Valdés no estarían bien comunicadas hasta yo qué sé", dice Francisco Rubio, que vive en San Miguel de Reinante (Lugo) y se desplaza a Valdés para trabajar. La apertura de los últimos tramos de la Autovía (el penúltimo Navia-Tapia se abrió en febrero de 2012), le "cambiaron la vida". "No tienes esa presión de ir a trabajar con miedos por lo que pueda pasar en la carretera", apunta. Lleva 13 años haciendo el trayecto. Hace no tantos tardaba más de una hora en llegar a su puesto de trabajo. Esos tiempos son ahora "historia".

El alcalde de Navia, Ignacio García Palacios, asegura que la apertura del tramo Otur-Villapedre es "la guinda del pastel". "Supondrá un impulso para cualquier idea emprendedora que surja en la zona. El Occidente se acerca por fin al centro", explica. Su homólogo en Valdés, Simón Guardado, también destaca las oportunidades que se abren con la Autovía: "Es positiva en todos los sentidos. Llevamos mucho tiempo esperando por ella y veremos los beneficios prontos".

Ambos alcaldes hacen ahora sus peticiones a mayores. La Autovía salta núcleos de población importantes para los que piden una señalización que no se contempla. En el caso de Navia, reclaman que se señalice el turístico Puerto de Vega. En Valdés, piden una indicación para la parroquia de Santiago.

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